La noticia más reciente en el sector agrícola español es la reforma para flexibilizar la Política Agraria Común (PAC) en respuesta a las masivas protestas del campo. Se considera una afectación significante principalmente a la carga burocrática en la decisión de siembra. Aunque llega tarde para la campaña de 2024, el impacto real de estas modificaciones en el mapa de cultivos español será más notable en 2025.
Por un lado, los cambios son vistos favorablemente por los productores ya que se ve una reducción de la presión administrativa y medioambiental. España es el tercer receptor de la PAC, con 650.000 beneficiarios, y 4.800 millones de euros anuales en ayudas directas. Los cambios afectarán de manera puntual las explotaciones de maíz dedicadas al monocultivo, o en frutales en pendiente. Sin embargo, el mapa global agrario español no espera variaciones significativas.
Ahora bien, desde los ámbitos ambientalistas e incluso agronómicos, la reforma es vista como un error, dada la importancia de su impacto frente al cambio climático. La nueva PAC incorpora las prácticas medioambientales requeridas para recibir ayudas e incluye los ecorregímenes y ecoesquemas, que dedicarán un quinto del presupuesto al campo español para prácticas beneficiosas para el medio ambiente.
Work-PAC ofrece exenciones en la cobertura mínima de suelo en los periodos más sensibles y en la rotación de cultivos, los países tendrán más alternativas, especialmente en áreas afectadas por la sequía o inundaciones. Los agricultores solo estarán obligados a mantener elementos no productivos como setos o árboles.
Se espera que de cara a la próxima campaña de otoño, la flexibilidad de la reforma podría influir en las planificaciones para 2025. Los agricultores están a la espera de que las decisiones sean plasmadas en las normativas nacionales y la Comisión Europea ya está en proceso de publicar reglamentos parciales.
En una última lectura, todo cambio representa un desafío y genera incertidumbres. Quizás estas dudas administrativas son las que generarán más dudas en la próxima campaña. Sin embargo, se espera que la nueva normativa traerá una mayor flexibilidad y facilidad para los agricultores, a pesar de las críticas desde el punto de vista ambiental.