En pleno auge de las protestas agrícolas en España, un problema latente y paralelo demanda atención: la invisibilización y la discriminación dual que sufren las mujeres rurales, simplemente por ser mujeres y por estar en zonas rurales. Así lo demuestran las numerosas reivindicaciones expuestas por diversas organizaciones representantes de este colectivo, especialmente en el marco del último Día de la Mujer.
Uno de los puntos destacados por estas organizaciones es el hecho de que, mientras los hombres protagonizan las protestas, muchas mujeres se quedan al frente de las explotaciones y cumpliendo responsabilidades familiares. Este fenómeno evidencia una realidad: las cargas familiares aún recaen mayoritariamente sobre ellas.
La Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-Alimentarias de España (Amcae) resalta la necesidad de un cambio de mentalidad para que igualdad, paridad y corresponsabilidad estén «asumidos» en el día a día. La organización también hace hincapié en que las mujeres, aunque no siempre se les vea en las protestas, sí forman parte activa de las mismas.
Por su parte, la Federación Nacional de la Mujer Rural (Femur) pone de relieve la preminencia de que las mujeres rurales puedan acceder a la formación. Del mismo modo, la Confederación de Federaciones y Asociaciones de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer) reivindica empleo y un reconocimiento de su papel a nivel europeo.
Además, se aprecia una necesidad urgente de cambio de perspectiva en el sector, tal y como apunta la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (Amfar), ya que las mujeres rurales cumplen un papel crucial, aunque «las fotos de las protestas no lo reflejen».
La Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) hace hincapié en el Estatuto de las Mujeres Rurales. Con este, se busca implicar al Ministerio de Igualdad en el reconocimiento y mejora de la situación de estas trabajadoras.
Escuchada la voz de estas organizaciones, es evidente la necesidad de que la mujer rural ocupe el lugar que merece en la protesta y en el discurso del campo, reivindicando sus derechos y visibilizando su esencial papel en el sector. Como apunta Inmaculada Idáñez, presidenta de la Confederación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres), las mujeres son las que se quedan «cuidando las explotaciones, los animales y el hogar». Es hora de cambiar eso.