El pasado lunes se puso en marcha una nueva prolongación en la reducción o exención del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) para alimentos básicos. En esta ocasión, la novedad radica en la supresión de la tasa para el aceite de oliva, una medida que puede suponer un ahorro de entre 35 y 75 céntimos por litro dependiendo del tipo de aceite, como apunta la Organización de Consumidores (OCU).
De acuerdo con Enrique García, portavoz de Comunicación y Relaciones Institucionales de la OCU, esta estrategia «mitigará» el impacto que el incremento de precios ha tenido en el consumo del aceite de oliva. Un estudio de la organización revela que el uso de este producto ha experimentado una disminución del 20% debido a su elevado coste.
Por otra parte, la OCU ha aplaudido la iniciativa del Gobierno de aplicar, a partir de 2025, un IVA superreducido (4%) a este producto. No obstante, desde la entidad lamentan que no se haya extendido esta medida a otros productos como la carne y el pescado, los cuales, a juicio de la OCU, se han convertido en «alimentos de lujo» a causa de la inflación.
En contraposición, el portavoz de Facua, Rubén Sánchez, considera que el impacto beneficioso para el consumidor respecto al aceite de oliva va a ser «extraordinariamente leve». Asimismo, ha subrayado que durante el año y medio que ha estado en vigor esta medida, se ha producido un incremento del precio medio del aceite de oliva de 7 euros.
Rubén Sánchez, añade que una reducción de su coste en algunos céntimos no va a hacer que el producto sea económico. En consecuencia, ha llamado a una solución que se base en «intervenir los precios» e «intervenir los márgenes de beneficio».
Fuentes de la patronal de supermercados han garantizado a Efeagro que las empresas han implementado esta medida con suma responsabilidad. De hecho, las empresas y sus empleados han tenido que redoblar su esfuerzo para aplicar esta medida que se introdujo por vez primera en diciembre de 2022, en plena campaña navideña.
Este mismo estudio de la Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribución (Aecoc), sugiere que la anulación de las rebajas fiscales podría haber actuado como un fuerte contrapeso a la moderación de los precios alimentarios, que estiman en torno a los 1,4 puntos porcentuales.
La reducción o exención del IVA a alimentos básicos se inició el 1 de enero de 2023, como respuesta del Gobierno a la alta inflación que estaban soportando las familias en la cesta de la compra derivada de varios factores, como la guerra en Ucrania o la propia sequía que azotaba el país. Desde entonces, las prórrogas se han ido aprobando cada seis meses y la novedad en esta última es esa eliminación de la tasa para el aceite de oliva.
El aceite de oliva pasa a ser un alimento de primera necesidad, es decir, de los que tienen el IVA superreducido, como pan, harinas, leche, quesos, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales.
Estas categorías disfrutarán de IVA al 0 % hasta el 30 de septiembre, cuando comenzarán a tributar al 2 % hasta fin de año, instante en que recuperará su tipo habitual del 4 %.
En cuanto a las pastas y los aceites de semilla, mantendrán el actual tipo del 5 % hasta el 30 de septiembre. Después, comenzarán a tributar al 7,5 % hasta final de año, para volver al 10 % en enero.