Los agricultores y ganaderos españoles y europeos están lidiando con un creciente sentimiento de ser ignorados y malentendidos. Este sentimiento se acentúa en el marco de las dificultades económicas que se derivan de costes de producción, escasa rentabilidad y competencia desigual proveniente de países terceros.
Agricultores y ganaderos en el punto de mira
El asesor político de Copa-Cogeca, Patrick Pagani, junto con el secretario general de COAG Andalucía, Miguel López, el secretario general de UPA Andalucía, Cristóbal Cano, y la ganadera Lucía Velasco, expusieron estas preocupaciones en el foro «Tractosfera, análisis y debate de la crisis agroalimentaria en Europa», que tuvo lugar en el reciente Smart Agrifood Summit 2024. En esta cita, los expertos del sector abordaron los asuntos que más inquietan a los profesionales de la industria agropecuaria.
Patrick Pagani resaltó que el descontento no se limita a cuestiones nacionales sino que es un problema de alcance global. De hecho, según apuntó, ya se han registrado manifestaciones en 15 países. Las demandas principales del sector se centran en la simplificación de la Política Agraria Común (PAC), la recuperación de la rentabilidad, y el aumento de la competitividad.
Cambiar las reglas del juego
Desde el lado español, Miguel López puso de relieve las dificultades que atraviesan los agricultores y ganaderos españoles. En su opinión, se sufre la falta de precios justos, las condiciones de trabajo y la entrada de productos de terceros países con normativas sanitarias y laborales inferiores. Más allá de las quejas, López reivindica soluciones, exige que los acuerdos comerciales se cumplan y un control de frontera unificado en la Unión Europea.
Cristóbal Cano también se pronunció en esta línea, haciendo hincapié en el cambio climático y en la necesidad de que existan normas claras para los productos que entran desde terceros países. Este agricultor aseguró que su colectivo está en las calles porque «de estar en el centro de las políticas comunitarias nos han dejado en el extremo». Lucía Velasco se suma a esta última demanda, y subraya que los productos foráneos deben cumplir las mismas medidas que se exigen a los productores locales.
Este sentimiento de malestar que afecta a los agricultores y ganadores españoles y europeos parece que no hará más que acrecentarse, a menos que las políticas de la UE se centren en ofrecer soluciones a las problemáticas que ellos, como primeros eslabones de la cadena alimentaria, afrontan día a día. La voz de un sector que, lejos de ser minoritario, es esencial para la supervivencia y la economía europea, pide ser escuchada. Aquellos que ponen el pan en nuestras mesas requieren ahora que les prestemos atención.