Un reciente anuncio ha fijado la atención del sector agrícola en España: los agricultores que han decidido adoptar voluntariamente los ecorregímenes de la Política Agraria Común (PAC) en 2023 tendrán derecho a una ayuda económica complementaria. Esta ayuda, diseñada para promover prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, oscilará entre los 40,96 y 278,17 euros por hectárea.
El Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) ha desvelado en su página web los «importes unitarios definitivos» para la campaña 2023 en relación a los ecorregímenes. Estos son una de las innovaciones de la actual PAC, que reconoce y remunera a los productores que se adhieren a prácticas agrícolas beneficiosas para el medio ambiente.
Entre los distintos ecorregímenes, el que tiene un importe superior es el destinado a la «agricultura de carbono; cubiertas vegetales e inertes en cultivos leñosos en terrenos de elevada pendiente y bancales, en pendiente igual o mayor al 10 %» en territorio insular, en un marco de plurianualidad. Este régimen ofrece hasta 278,17 euros por hectárea, mientras que la cantidad máxima en el territorio peninsular alcanza los 190,17 euros por hectárea.
Asimismo, la ayuda de 256,99 euros por hectárea se destina al pago por «agricultura de carbono y agroecología; rotaciones y siembra directa en cultivo de regadío» en territorios insulares considerados plurianuales. Por otro lado, la ayuda mínima corresponde a «agricultura de carbono y agroecología: Pastoreo extensivo, siega y biodiversidad en las superficies de pastos mediterráneos», con un apoyo de 40,96 euros por tonelada.
El FEGA ha recordado que para calcular estos importes definitivos es crucial tener en cuenta que la normativa estipula un complemento de plurianualidad de 25 euros por hectárea para aquellos que se comprometan a aplicar prácticas de siembra directa y de cubiertas vegetales en la próxima campaña. Además, el cálculo también ha considerado la condición insular de las superficies de Baleares en aquellos ecorregímenes que le son aplicables. Esto pone de manifiesto que en las ayudas a los agricultores, los matices importan y pueden marcar una gran diferencia.