La agitación recorre nuevamente las calles de España al grito de «El campo exige apoyo, respeto y reconocimiento». En el epicentro de estas movilizaciones se encuentran agricultores y ganaderos, encabezados por Asaja, COAG y UPA. Estas organizaciones, representantes de agrícolas, han anunciado una manifestación masiva para el próximo lunes en Madrid. La finalidad no es otra que ejercer presión a la Unión Europea (UE) en la inminente reunión de los ministros de Agricultura de la UE, agendada para el mismo día.
Centenares de vehículos y miles de manifestantes se desplazarán desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en dirección a la oficina de la Comisión Europea (CE) en Madrid. Además, se espera que se sumen también entidades del sector pesquero español, que tras anunciar su participación en la marcha, han prometido repartir más de mil bocatas de calamares en defensa del campo.
La lista de reivindicaciones parece interminable. Empezando por un llamamiento a la flexibilización de la Política Agraria Común (PAC) y la negociación de las denominadas «cláusulas espejo» para garantizar la reciprocidad normativa en el intercambio con terceros países. Asimismo, exigen cambios en la ley de la cadena alimentaria, seguros agrícolas más flexibles, una fiscalidad adaptada a los incrementos de costes y un incremento en las inversiones para la creación de regadíos.
La manifestación de esta semana se presenta como un episodio clave. Según Pedro Barato, presidente de Asaja, Miguel Padilla (COAG) y Lorenzo Ramos (UPA), «el campo se juega su futuro» durante la reunión de ministros europeos del lunes. Por tanto, la unidad de acción y la defensa de su…interlocución con el Gobierno están en juego. En palabras de los organizadores, el campo «reclama unidad de acción» ante esta jornada.
En este duro contexto, la coalición “Por Otra PAC”, conformada por más de 50 entidades de diversos ámbitos, ha alertado de que Bruselas y los países de la UE buscan «desmantelar los requisitos ambientales» de la política agraria. Refuerzan la idea de que «no se puede pretendir resolver fallos del sistema, en especial por disfunciones de un mercado globalizado, con pasos atrás en materia ambiental». El impacto de estas protestas y las decisiones que se tomen en Bruselas marcarán sin duda el futuro del sector agrícola y ganadero español.
No se puede olvidar que el campo es una parte integral y fundamental de nuestra sociedad y economía. La lucha de estos trabajadores por obtener las condiciones laborales que merecen no solo es justa, sino necesaria para asegurar la prosperidad y sostenibilidad de nuestra alimentación.
