El afligido sector pesquero de Andalucía se enfrenta a un nuevo invasor: el alga asiática. Esta expansión continua resulta alarmante y agudiza la crisis que vive la industria pesquera en la región. Los barcos de pesca artesanales de la región, que abarcan desde Huelva hasta Almería, tienen que lidiar con la creciente infestación de la especie exótica, Rugulopteryx okamurae, que amenaza con desplazar a la fauna autóctona y dañar de manera irreversible la economía pesquera.
Contrariamente a las algas autóctonas que, principalmente, son predominantes durante el verano, la alga asiática invade las costas andaluzas durante todas las estaciones del año. Este fenómeno ha provocado una disminución drástica en las capturas de peces, con cifras situándose entre el 70 y el 90 %. Los pescadores son frecuentemente forzados a desechar enormes cantidades de algas, a veces pesando tanto como sus barcos, solo para mantenerse a flote.
Y, lamentablemente, las algas no solo frenan, literalmente, a los pescadores, sino que también están asolando la fauna marina. Se cree que este alga está enfermando a los peces y agotando la población de mariscos al tapar el fondo marino, lo que dificulta la respiración de moluscos como la concha fina. Pero el problema se agrava aún más: el puerto de Marbella presenta condiciones poco adecuadas para contrarrestar este desafío, con escasa luz nocturna, instalaciones abandonadas y poca accesibilidad al agua dulce.
Los pescadores de Cádiz comparten un predicamento similar al de sus homólogos malagueños. Los barcos de pesca de Barbate han tenido que desplazarse a Conil, buscando zonas menos infestadas. Sin embargo, esto ha llevado a una reducción del 70 % en el espacio habitual de pesca de Conil en los últimos cinco años, lo que además conlleva la sobrepesca y un consiguiente desequilibrio ecológico.
Por fortuna, los científicos españoles están buscando usos potenciales para este alga invasora. Algunos estudios señalan la posibilidad de convertir las algas en envases para alimentos, capaces de retener temperatura. Otros sugieren utilizarlas para filtrar metales pesados del agua. El desafío consiste ahora en transformar este obstáculo en una oportunidad para la economía del país, aunque el camino hacia esa meta aún parece largo y sinuoso.