Un amargo silencio se cernía sobre Ribeira (A Coruña), un pintoresco rincón del noroeste español situada junto a calas paradisíacas, cuando los supervivientes del naufragio del «Argos Georgia» regresaron a casa. La noticia del naufragio que tuvo lugar el pasado lunes se extendió rápidamente, siguiendo un curso perjudicial para las ‘Festas da Dorna’, las tradicionales festividades de la región que celebran la rica historia pesquera de la zona.
La siniestra situación dejó un saldo de nueve muertos, dos de ellos españoles, con 14 supervivientes. Sin embargo, cuatro tripulantes aún están desaparecidos, incluido Juan Antonio García Rey, o Pichón, un reconocido «dorneiro de pro», que es objeto de un comunicado de la Real e Ilustre Cofradía da Dorna, que anhelan su pronta localización.
La tragedia ha dejado contusiones y moretones entre los supervivientes, pero no es ese el daño que más pesa, sino el estado anímico. La experiencia fue aterradora, persiguiendo a los hombres de mar que estuvieron a merced del agua gélida y la furia del oleaje durante 20 largas horas abordo de balsas salvavidas.
Este evento también ha afectado la moral en la comarca del Barbanza. José Antonio Pérez, patrón mayor de Ribeira, declaró que carecía de las palabras adecuadas para expresar la angustia provocada por el incidente. En opinión de Pérez, la labor de mar adquiere un carácter horroroso ante inclemencias atmosféricas adversas, y si uno no presencia la situación de primera mano, es casi imposible entender la dureza de las condiciones de trabajo.
Los recibimientos de los supervivientes en el aeropuerto de Santiago de Compostela se realizaron sin presencia de los medios, dado el peso emocional que llevaban consigo estos hombres de mar. Las imágenes captadas por fotoperiodistas desde una rotonda cercana al aeropuerto mostraban la cruda realidad entre abrazos y llanto.
El hundimiento del «Argos Georgia» es otra trágica página en la historia de los marineros gallegos, recordando la crueldad del mar que se contrapone al ‘magnetismo especial’ que atrae a estos hombres a su oficio. La tragedia del Argos Georgia ha dejado un frío amargo en los corazones de la comunidad de Ribeira.