La situación actual de las políticas agrarias de la Unión Europea ha llevado a la calle a las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA. Este lunes, Madrid se ha visto inundada por una gran concentración de agricultores y un considerable número de tractores en protesta, a la par que se llevaba a cabo el Consejo de Ministros de Agricultura de la UE en Bruselas.
Pedro Barato, presidente de Asaja, ha hecho hincapié en el profundo malestar que provoca la actual Política Agrícola Común (PAC). Según sus palabras, dicha política está llevando al sector primario a la ruina debido a que se tiene que manejar con “menos dinero, más papeles, más obligaciones y más prohibiciones”. A su vez, ha reclamado igualdad de oportunidades y condiciones de producción para el campo europeo en relación a los productos importados de terceros países.
Además, ha criticado duramente algunos movimientos del Gobierno español que, según él, están dañando a sectores como el cárnico y el ganadero con la instauración de ciertas medidas de protección animal.
Por su parte, Miguel Padilla, el secretario general de COAG, ha solicitado un giro completo de las políticas agrícolas europeas, considerando que las actuales no representan los intereses del sector y agregó que la nueva PAC está suponiendo un enorme peso burocrático para los agricultores. En palabras de Padilla, es necesario «un presupuesto mayor y unos requisitos menores, que se adapten simplemente con la realidad agraria».
Por último, Lorenzo Ramos, secretario general de la UPA, también ha mostrado su descontento con la nueva PAC: «No puede ser que la política agraria comunitaria, que se creó precisamente para garantizar la alimentación de los ciudadanos de la Unión Europea a unos precios asequibles sea la pala que está expulsando a los agricultores y los ganaderos en este momento del campo por la burocracia y la imposición de normas que no tienen sentido».
Todos concuerdan en que las actuales practicas burocráticas y políticas agrarias de la UE están complicando de manera inadecuada la vida de los agricultores. Estas demostraciones de descontento están configurándose como una voz unificada en búsqueda de cambios profundos en las políticas que rigen el sector.
