El pollo asado es una opción de comida preferida por muchos turistas durante las altas temperaturas del verano y el sector de avicultura se encuentra en preparación para satisfacer esta creciente demanda, especialmente en el litoral mediterráneo. Pedro Sánchez, mayorista de carne de ave, declara que las ventas en la región siguen un patrón constante respecto al verano de 2023. Aunque la demanda en las costas es apreciablemente más alta en comparación con otras estaciones, la venta de pollo asado no varía significativamente durante todo el año a nivel nacional. Este hecho es atribuible a la tendencia de consumir pollo asado en la playa durante el verano en lugar de interiores.
Respecto al precio, la situación no ha cambiado mucho en comparación con el año pasado. El pollo asado se vende al consumidor a un precio promedio de 2,70 euros/kilo, mientras que los clientes finales suelen pagar entre 6,5 y 8,5 euros/kilo. Fuentes de la compañía avícola Padesa anticipan un crecimiento moderado en ventas para este año, de alrededor del 2% más que el año pasado.
Los barbacoas al aire libre son una alternativa cada vez más popular para la preparación del pollo, con eventos como la bienvenida al verano de Avianza. En este evento, se exploran diferentes maneras de asar pollo, desde recetas clásicas hasta innovadoras como alitas de pavo en salsa coreana, pollo asado al gin-tonic y codornices al ron, miel y limón con piña asada.
Avianza, la corporación interprofesional de la carne de ave, recuerda el papel importante del pollo asado de 1,4 kilos en bares y restaurantes con terrazas, así como en los establecimientos de comida para llevar durante el verano. En temporada alta, el consumo de pollo puede llegar a 500 gramos por turista. Con una afluencia de 10 millones de turistas solo en agosto, el consumo potencial de pollo alcanza los cinco millones de kilos. Estos datos subrayan la relevancia de la temporada de verano para el sector avícola.
Por ende, se puede afirmar que el pollo asado constituye un platillo clave durante el verano, tanto para los turistas como para la industria avícola, y en respuesta, esta última se mantiene en constante adaptación para satisfacer la demanda y mantener estable el precio.