Las recientes declaraciones de la Confederación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres) han sacado a la luz las discrepancias en la asignación de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC). Se ha puesto de relieve que solo 3 de cada 10 euros de los fondos de la PAC se dirigen a terrenos gestionados por mujeres, lo que muestra una cierta falta de paridad en la distribución de los recursos.
Donde esto se pone particularmente de manifiesto es en las explotaciones de titularidad femenina, cuyo acceso a las ayudas agrarias se percibe como más difícil. Según Ceres, la actual estructura de la PAC tiende a marginar las explotaciones de agricultoras y ganaderas, especialmente las de menor dimensión y aquellas con producciones que no son clasificadas como «elegibles».
Este desequilibrio es especialmente preocupante, ya que el papel de las mujeres en el sector rural es cada vez más importante. Las denuncias de Ceres buscan dar mayor visibilidad a este problema, y se han pronunciado en varias ocasiones de cara a la celebración del Día Internacional de la Mujer, señalando las necesidades de las agricultoras y ganaderas y exponiendo su posición en las negociaciones entre productoras y la Unión Europea, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y las comunidades autónomas.
Uno de los aspectos que Ceres destaca de forma especial es la diferente proporción en la que hombres y mujeres reciben las ayudas de la PAC. Según sus afirmaciones, las mujeres reciben solamente el 27,5 % de las ayudas directas y el 26,34 % de las ayudas de Desarrollo Rural. Para corregir esta situación, Ceres considera imprescindible la realización de un análisis con perspectiva de género sobre estos dos programas, para garantizar un impulso equitativo a la actividad agraria.
Esta voz crítica de parte del ámbito rural es un recordatorio de las persistentes barreras a la equidad de género, que también se manifiestan en el sector agrario y que deben ser atendidas para promover una distribución más justa de recursos y oportunidades.
