Las tensiones comerciales entre China y la Unión Europea (UE) parecen estar poniendo en riesgo uno de los sectores más prósperos de España: la industria del cerdo. La Unión Europea recientemente anunció aranceles sobre la compra de coches eléctricos a China, lo que ha provocado que Pekín mire con lupa las importaciones de cerdo europeo, incidiendo especialmente en la industria porcina española que facturó más de 1.000 millones de euros procedentes del gigante asiático el último año.
El origen de esta tensión se sitúa ayer jueves, cuando las autoridades chinas expresaron que sus industrias tienen derecho a presentar una solicitud de investigación acerca de las importaciones de productos cárnicos y lácteos europeos. Este viernes surgió la noticia de que varias empresas de China han solicitado a sus autoridades competentes abrir una investigación ‘antidumping’ contra las importaciones de cerdo europeo.
El Ministerio de Comercio chino, normalmente el encargado de anunciar este tipo de investigaciones, aún no ha confirmado la existencia de una investigación oficial, pero este hecho ya está causando preocupación en el sector del cerdo español. No hay que olvidar que el 61 % de la facturación que obtiene España proviene de la venta de productos agroalimentarios a China, principalmente cerdos y despojos.
La alarma suena frente a los posibles efectos de esta tensión en las relaciones comerciales UE-China, que casualmente se da una década después de un evento de impacto similar para el negocio agroalimentario europeo: el veto ruso a la mayoría de productos agroalimentarios comunitarios. Dicho veto procuró que el sector porcino y empresas como la española se lanzaran a la búsqueda de nuevos mercados, siendo China uno de los principales destinos.
Coincidentemente, la complejidad del comercio con China recuerda a ciertos aspectos del conflicto comercial entre España y los Estados Unidos con respecto a los aranceles altos impuestos a la aceituna negra española, hace seis años. EEUU argumentó que las ayudas que recibía el sector español por parte de la Política Agrícola Comunitaria (PAC) eran ilegales y causaban un daño importante al sector californiano de la aceituna de mesa.
Aunque finalmente la OMC dio la razón a España en la disputa, el conflicto con los Estados Unidos sobre los aranceles a la aceituna negra aún no se ha resuelto, y el caso se mantiene abierto mientras la OMC intenta determinar si los Estados Unidos cumplen con su sentencia.
Este último conflicto, junto con las recientes tensiones entre la UE y China sobre los aranceles a los coches eléctricos, subrayan la importancia del comercio internacional y cómo las decisiones políticas y económicas pueden impactar en sectores enteros de la economía tanto a nivel local como global.