China ha dado un golpe de atención al mercado europeo – y en particular al español – con su enfoque en las importaciones de cerdo, una medida que surge como respuesta a los recientes aranceles impuestos por la Unión Europea a la compra de automóviles eléctricos originarios del gigante asiático. Esta estrategia ha acaparado el interés y las preocupaciones del sector porcino español que, en el último año, ha registró más de 1.000 millones de euros en ventas destinadas al mercado chino.
Durante el día de ayer, las autoridades chinas comunicaron que sus industrias tenían el «derecho de presentar una solicitud de investigación» para determinar la necesidad de represalias frente a las importaciones de productos lácteos y carne de cerdo europea, generando inquietudes ante la posibilidad de un conflicto comercial.
Advirtiendo los efectos que esto podría conllevar, varias empresas chinas han procedido a solicitar a las autoridades la apertura de una investigación de ‘antidumping’ contra las importaciones de cerdo europeo, declaración que fue divulgada por la prensa oficial. Aunque por el momento, la consigna oficial de parte del Ministerio de Comercio chino, encargado de anunciar investigaciones de esta índole, no ha afirmado o negado la apertura de dichas pesquisas.
Empero, conviene señalar el impacto que este tipo de medida tendría para el comercio español, cuyo histórico de ventas a China muestra un nicho sólido y consolidado para sus productos nacionales en esa región. En particular, la carne y los productos derivados del cerdo han sido un puntal en las exportaciones, llegando a suponer un 61% de la facturación que recibe España por la venta de productos agroalimentarios a China. El siguiente producto más exportado es, a considerable distancia, la categoría de bebidas, que aporta unos 109 millones, seguida del aceite, con unos 97 millones facturados.
Un conflicto comercial alimentario entre ambas regiones traería a la mesa memorias de eventos similares, como el veto ruso a la entrada de la mayoría de los productos agroalimentarios comunitarios hace una década, el cual forzó el sector porcino a buscar nuevos mercados, hallando uno firme en China.
El escenario se complica aún más si consideramos el reciente conflicto comercial experimentado entre Estados Unidos y la Unión Europea por los aranceles impuestos a la aceituna negra española, donde Estados Unidos aplicó un arancel del 35% al considerar que se estaba haciendo «dumping» con su producción nacional. Tras un favorable dictamen de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para España en noviembre de 2021, la misma organización se vio forzada a reabrir la disputa en julio pasado, por la simple razón de que Estados Unidos solo había reducido parcialmente sus aranceles.
Solo queda por ver hasta qué punto se extenderá este nuevo potencial conflicto entre la UE y China, pero lo cierto es que las tensiones comerciales resultantes de decisiones políticas y estrategias comerciales continúan dejando huella en el panorama internacional del comercio. Eso es un hecho innegable.