La fase clave de la temporada de pesca de atún rojo del Atlántico oriental y del Mediterráneo toma protagonismo pues a partir de medianoche, los buques de la flota de cerco incorporarán sus actividades, aguardando la evolución de las condiciones meteorológicas que podrían influir en las capture de este preciado pez.
Los navíos pertenecientes a dos emblemáticas empresas españolas —Ricardo Fuentes, con puerto en Cartagena (Murcia), y Balfegó, sita en L’Ametlla de Mar (Tarragona)—, especializadas en la pesca de atún rojo, han zarpado hacia aguas baleares. Estos gigantes pesqueros cuentan con la ventaja de aprovechar cupos de barcos de otras nacionalidades, aumentando sus oportunidades y alcance en el caladero. Sin lugar a dudas, el protagonista de la pesca en Europa es España, al tener asignadas 6.783,67 toneladas por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (Iccat).
La historia de la pesca de esta especie migratoria comenzó en aguas de Canarias en febrero, seguido por primaveras pesqueras en las milenarias almadrabas de Cádiz. Con el progreso del año, la actividad se intensifica llegando a su punto central. Adicionalmente, las flotas de cebo vivo del Cantábrico y del Estrecho, así como los buques artesanales mediterráneos, también tienen derecho a cuota.
La historia del atún rojo es un caso de éxito en la gestión pesquera, habiendo pasado de una situación crítica a un estado de abundancia. Este logro se debe a los sacrificios del sector y a la implementación de recortes precisos en sus capturas.
Una vez capturados, los atunes son bañados en viveros para engorde. Este proceso se realiza en un plazo que oscila entre los 3 y 12 meses, según estimaciones de Ricardo Fuentes. Japón, cuna del sushi, ha sido el destino tradicional del atún rojo, aunque se han ido diversificando las exportaciones. Mientras Ricardo Fuentes encuentra en el mercado nipón su principal cliente, también realiza significativas exportaciones a Estados Unidos, China, Corea y Europa.
Los esfuerzos de gestión y sostenibilidad en la pesca del atún rojo se ven reflejados en el control exhaustivo de la campaña. Bajo el dictamen de Iccat, la pesca se realiza con la presencia de biólogos y observadores a bordo, tanto en fases de captura como en procesos de traslado y en granjas, asegurando la correcta conservación y aprovechamiento de esta prestigiosa especie.