En un contexto de condiciones climáticas extremas, la producción de vino globlal experimenta un retroceso alarmante. El periodo de 2023 está marcado por un descenso dramático del 10 %, llegando a la cifra más sombría desde 1961: 237,3 millones de hectolitros. El clima extremo, pasando por sequías severas, heladas y lluvias torrenciales, ha afectado severamente a las regiones vitivinícolas.
Los primeros datos de vendimia de este año sugieren que la producción en el hemisferio sur también decaerá un 5 % comparado con el año anterior. Diversos países han reportado disminuciones en su producción vinícola, tales como Chile (-10 %), y Brasil (-5 %). Sin embargo, otros como Argentina, Australia y Suráfrica, han reportado un incremento en su producción de 27 %, 21 % y 1 % respectivamente.
Francia se posiciona como el líder productivo en este desafiante 2023, con un alza del 4 %, seguida por Italia y España con producciones de 38,3 y 28,3 millones de hectolitros pero con decrecimientos del 23 % y 21 % respectivamente. Haciendo eco de estos números, el secretario general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), John Barker, indicó que estos países representan casi la mitad de la producción mundial.
La demanda global es otro aspecto que se ha visto afectada, cayendo un 2,6% en 2023, marcando la cifra más baja desde 1996. La OIV atribuye este descenso al incremento de la inflación, la que ha impulsado los costes de producción y el precio de venta, minando el poder adquisitivo de los consumidores. A esto se suma que el consumo global de vino muestra una tendencia decreciente desde el pico de 250 millones de hectolitros en 2007.
La problemática del cambio climático se presenta como el mayor desafío para el sector vitivinícola a nivel mundial y, como Barker declaró, «es difícil determinar si la reducción de la demanda es una tendencia a largo plazo». Es relevante destacar que el 68% del consumo mundial se concentra en diez países y el 51% en los cinco mercados principales: Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido. Todos ellos experimentaron una disminución en su consumo en 2023.
Por otro lado, la superficie de viñedos sigue disminuyendo lentamente, con 7,2 millones de hectáreas en 2022, un 0,5 % menos, desde los más de 7,8 millones contabilizados en 2003. En relación a los principales exportadores por volumen, estos han sido Italia, España y Francia, sumando estos últimos un total de 11.900 millones de euros en ventas exportadoras.
Se prevé que el consumo de vino tinto seguirá bajando en 2024, mientras que el de blanco y espumosos irá en aumento. Sin duda, el clima y sus derivaciones se presentan como el mayor desafío en este escenario para la industria del vino.
