En el panorama actual, marcado por una inflación alimentaria histórica, la barrera del precio juega un papel crucial en las ventas de nuevos productos en los supermercados. De hecho, un 59% de los españoles solo arriesga a la compra de productos innovadores si los encuentra en oferta o promoción, según los recientes informes de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores Aecoc.
A pesar de las cuantiosas inversiones destinadas a lanzar nuevos productos al mercado, el 80% de estos acaban siendo un fracaso. Solo se produce innovación en el 20% de las categorías de gran consumo. Este panorama de altos costos de producción y baja tasa de éxito ha llevado a la industria a reducir el número de innovaciones, especialmente aquellas consideradas disruptivas.
Un claro reflejo de este fenómeno es la caída en un 45% desde 2010 hasta 2022 del número de productos nuevos considerados disruptivos, que incluyen una característica novedosa añadida a una categoría específica.
El factor precio sigue siendo fundamental. Más del 50% de los consumidores tan solo se arriesga a probar las novedades si vienen acompañadas de descuentos, y un 67% considera que suelen ser productos más caros. Además, la mayoría de los consumidores prefieren la tienda física para «descubrir» estas novedades.
Consultados sobre qué necesidades les gustaría cubrir con nuevos productos, salud, ingredientes naturales y bienestar componen el tridente que demandan los consumidores. Sin embargo, esto no se traduce en la realidad de la cesta de la compra, donde la última adquisición innovadora, en la mitad de los casos, fueron productos de indulgencia dulces o salados.
Ser el primero en llegar al mercado puede ser un factor clave para el éxito, a pesar de estos obstáculos. Los reconocimientos a la innovación, como los premios Innoval, actúan como una gran impulsor de estos productos. Entre las últimas innovaciones premiadas, destacan un ketchup de dátiles, la tónica embotellada en cristal reciclado y un paté vegano.