En la búsqueda de soluciones contra el desperdicio alimentario, múltiples entidades a lo largo de toda la cadena alimentaria han unido fuerzas para dar una segunda vida a los alimentos que antes eran descartados. Ésta es la conclusión que ha emanado de la patronal de gran consumo Aecoc, organizadora de un foro que, además de abordar esta preocupación, ha buscado generar conciencia sobre la pérdida y el desperdicio alimentario.
Uno de los ejemplos más prominentes es el de la compañía Gallo, que genera hasta 5 millones de kilos de pasta rota cada año. Aunque esta pasta no cumple con los estándares de calidad, es perfectamente segura para el consumo. Para aprovecharla, la compañía ha dedicado esfuerzos a su transformación en remolido, que puede reincorporarse al proceso de producción o convertirse en pienso para animales. Gallo ha venido desarrollando estas soluciones con la participación de estudiantes del Instituto de los Alimentos de Barcelona.
Pero la innovación para combatir el desperdicio alimentario no se limita solo a la industria. Algunos consumidores, en un concurso organizado por Aecoc, han presentado recetas innovadoras que aprovechan sobras de comestibles como hortalizas, pan y pollo, transformándolos en deliciosas pizzas e incluso en polvo para condimentar.
El supermercado Vegalsa-Eroski, por otro lado, ha desarrollado un nuevo sistema de gestión certificado que ha permitido salvar 8.000 toneladas anuales de alimentos. Esto se logra gracias a la implementación de control de pedidos y stocks, y una gestión adecuada de las fechas de caducidad en el punto de venta y en la plataforma, entre otras medidas. Además, Vegalsa ha hecho mención de las donaciones realizadas como parte de sus esfuerzos para evitar el despilfarro.
En palabras de la responsable de medio ambiente de BM Supermercados, esta cadena ha evitado la pérdida de 1.700 toneladas de alimentos tan solo en este año, después de una inversión de 1,3 millones de euros en tecnologías que ayudan a optimizar los recursos. BM Supermercados también está impulsando el uso de inteligencia artificial en su estrategia para reducir un 15% el desperdicio alimentario.
En síntesis, estas y otras muchas iniciativas prueban que la lucha contra el desperdicio alimentario está en pleno auge, un movimiento que, seguramente, continuará ampliándose a medida que más entidades tomen conciencia de la necesidad de conservar los recursos y dar lo mejor de sí para evitar la pérdida de alimentos.