La reconocida dieta mediterránea, nombrada patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco, no sería lo que es hoy sin la confluencia de estilos de vida, tradiciones y técnicas de cultivo de las diversas culturas del Mediterráneo. Estos pueblos han legado un rico patrimonio cultural y gastronómico, proporcionando ingredientes esenciales como el aceite, la vid y el arroz.
La península ibérica ha tenido un papel fundamental en este proceso, al ser un territorio entre dos continentes que experimentó profundos cambios. Durante un período de seis siglos, el reino visigodo fue reemplazado por la llegada y el asentamiento de los árabes, seguido por el auge de los belicosos reinos cristianos que finalmente dominaron la península.
La conquista islámica aportó nuevos productos como higos, berenjenas, arroz, cítricos o especias y un tipo de mijo de origen subsahariano. Los cambios introducidos por los árabes no solo fueron sociales, políticos y económicos, sino que también revolucionaron las tradiciones culinarias y la gastronomía ibérica.
El objetivo del proyecto MEDAPP del Consejo Superior de Investigaciones Científicas es indagar qué plantas se producían y consumían en la Iberia medieval y documentar la llegada de nuevas especies y variedades de árabes. La investigación requiere de un equipo multidisciplinario de arqueobotánicos, arqueólogos, agrónomos, genetistas, historiadores y filólogos.
El equipo utiliza textos antiguos sobre plantas y documentos oficiales notariales y eclesiásticos cristianos que dan cuenta de las especies que se usaban para sembrar o comer. Además, el estudio se basa en el registro arqueobotánico y el ADN antiguo de restos vegetales conservados para entender las prácticas de las comunidades cristiana, judía e islámica y documentar la llegada de nuevas variedades introducidas por los árabes.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del equipo fue en las «cuevas ventana», unos graneros de acantilado donde se han descubierto semillas perfectamente conservadas. Los cereales como el centeno, el trigo y la cebada, y leguminosas como lentejas, habas y guisantes fueron la base de la alimentación hasta la llegada de los árabes.
El proceso de cambio emprendido por los árabes representó una revolución en la alimentación de los campesinos ibéricos medievales, lo que ha quedado documentado por el proyecto MEDAPP, que sigue desentrañando la rica historia culinaria de la península ibérica.