La fatídica jornada en el mar de las Malvinas que terminó en el hundimiento del buque ‘Argos Georgia’ ha permitido el regreso a casa de seis tripulantes españoles que consiguieron sobrevivir al desastre. Sin embargo, el naufragio costó la vida a nueve personas, incluyendo dos españoles, y aún hay cuatro desaparecidos, entre ellos dos nacionales. El Airbus A330-202, un avión militar fletado por el Gobierno de España, fue el encargado de repatriarlos.
Después de más de 14 horas de vuelo, este Airbus, con personal de la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER) a bordo aterrizó en Galicia. Los sobrevivientes gallegos son José Saborido, el capitán, y los tripulantes Ramón Hombre, Ramón García y Francisco Gondar. A su llegada al Aeródromo militar de Santiago de Compostela, les esperaban sus seres queridos, quienes los recibieron con una emotiva bienvenida, una escena que captaron los medios pese a ser un encuentro íntimo en las instalaciones.
Con el deber cumplido en Galicia, y dejando a un par de marineros en el hospital por dolencias leves, el avión despegó nuevamente para dirigirse a la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, con el fin de regresar a los dos observadores científicos que se encontraban a bordo del «Argos Georgia», Amparo Burguillos y Pere Hernández.
Gracias a esta operación, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha querido reconocer públicamente el trabajo excepcional que ha realizado la UMAER y el personal de Defensa, destacando su «extraordinaria labor» durante la repatriación de los supervivientes del naufragio.
Este suceso no solo ha tocado a los supervivientes y sus familias, sino que ha dejado en evidencia la colaboración y el compromiso de diferentes partes del Gobierno, en particular de los ministerios de Transportes, Pesca, Exteriores y Defensa, como ha señalado Pedro Blanco, el delegado del Gobierno en Galicia. Mientras las familias de los supervivientes pueden comenzar a respirar aliviados, los familiares de los fallecidos y desaparecidos aún aguardan noticias mientras continúa la búsqueda en el mar y se preparan los traslados de los cuerpos a Oxfordshire en Inglaterra siguiendo los protocolos británicos.