Luis Miguel Ferrer, un veterano de la veterinaria en Aragón, desvela la jerga ganadera en su último libro
Luis Miguel Ferrer, un avezado veterinario originario de Aragón, ha decidido enfrentarse al reto que algunos localismos ganaderos suponen para muchos veterinarios de otras partes de España. A lo largo de su carrera ha tenido que interpretar frases tan misteriosas como «se han picado las ovejas de banzo». Su respuesta a este desafío no ha podido ser más apropiada: la publicación de un exhaustivo diccionario que arroja luz sobre más de 3.000 términos de la jerga ganadera enraizados en distintas zonas rurales del país.
Este diccionario viene a facilitar la comunicación fluida entre veterinarios y ganaderos, factor de vital importancia para la rápida identificación y tratamiento de patologías en el ganado. El germen de la idea le vino a Luis Miguel de sus propias experiencias y de su hija, también veterinaria, que encontraba difícil entender localismos ganaderos durante sus prácticas de fin de carrera.
Triunfar en esta misión no ha sido tarea fácil, en menos de un año, Ferrer se lanzó a la ardua labor de recopilar y clarificar términos, con la inestimable ayuda de otros colegas de profesión y ganaderos. Aprovechó, además, su amplia experiencia tras 40 años dedicados a la veterinaria en entornos rurales. Luego siguieron tres meses de meticulosa maquetación e impresión.
Los términos recogidos son variados, desde «Trabar» (atar las patas unidas para manejar mejor a una res), hasta «Avío» (provisión que un pastor se lleva para alimentarse en el tiempo que tarda en volver al pueblo o al cortijo). También se incluyen unidades de medida aún utilizadas en el campo como «legua», «quintal», «arroba», «libra», o «fanega».
Incluso términos que ya aparecen en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) se incluyen en el volúmen, si bien, el significado que les da Ferrer difiere del oficial o aclara sus usos más corrientes en zonas rurales. El propósito de este diccionario es servir no solo a los veterinarios y ganaderos, sino también a otros profesionales como médicos o secretarios de ayuntamientos que no son de la zona y se encuentran trabajando en entornos rurales.
Este inventario lingüístico, disponible en librerías y online a través de editorial Prames, saca de las tinieblas expresiones tan crípticas como «se han picado las ovejas de banzo». Un ardido lector podrá descubrir que «banzo» no es más que una manera de referirse al bazo en algunas zonas rurales. Así pues, la frase inicial indica simplemente que las ovejas han enfermado de carbunco bacteridiano (ántrax), una patología que afecta al bazo. La Jerga ganadera está llena de otros tesoros léxicos locales que aguardan ser descubiertos, y gracias a la labor de Ferrer, están al alcance de todos.