La industria agraria española anticipa una notable mejora en la producción de cereales para la campaña 2024-2025. Según las estimaciones, España verá doblada su producción anual de cereales, con las cosechas esperadas siendo abundantemente ricas. Sin embargo, no todo el país disfrutará de una distribución uniforme de esta prosperidad cerealística, ya que algunas regiones han experimentado una persistente sequía durante los últimos tres años.
Las perspectivas actuales contrastan con la peor campaña del siglo que se vivió en el año 2023. Ahora, se esperan rendimientos notables y pese a que España es un país deficitario en cereales, las previsiones señalan que habrá suficiente suministro para satisfacer a la industria alimentaria y de piensos del país. Este optimismo es robustecido por las buenas perspectivas internacionales para la producción de cereales.
Las cifras proyectadas son impresionantes. Los productores españoles estiman la cosecha en 22,5 millones de toneladas de cereales, un espectacular aumento del 120%. Según estas estimaciones, se anticipan 7,2 millones de toneladas de trigo blando, 8,7 millones de toneladas de cebada, 4,48 millones de maíz y 932.363 de trigo duro.
No obstante, hay preocupaciones entre los agricultores. Aunque las cosechas podrían ser abundantes, los precios al productor han caído. Los agricultores se quejan de que los precios son «irrisorios», con partidas a 180 euros por tonelada, cuando hace dos años estaban en 360 euros por tonelada. Así pues, existe la posibilidad de que, a pesar de las grandes cosechas, los agricultores no puedan recuperar sus costes debido a los bajos precios y al alto coste de los insumos como el gasóleo, electricidad y fertilizantes.
Por otro lado, ciertas áreas, como el sureste de España, llevan tres años consecutivos de sequía que han obligado a muchos agricultores a cambiar los cultivos tradicionales por almendros u otros más resistentes a la sequía. Una situación que también se da en Cataluña y en partes de Aragón. En términos económicos, estas condiciones han llevado a estos agricultores a cosechas inferiores y con ello una disminución en los ingresos.
En resumen, aunque las perspectivas para la próxima campaña cerealística en España son prometedoras en general, también hay motivos de preocupación. Los bajos precios y los altos costes están pesando sobre los agricultores, mientras que la sequía prolongada está cambiando las realidades agrícolas en algunas partes del país.