En medio del bullicio de la ciudad, cada vez son más los urbanitas que deciden hacer una escapada a la tranquilidad del campo, eligiendo destinos rurales en regiones como Castilla y León y Baleares. No sólo buscan el encanto natural de estos lugares y la oportunidad de practicar actividades al aire libre, sino también el descubrimiento de tradiciones y cultura locales, especialmente durante el verano y los puentes festivos.
El sector del turismo rural va en aumento en España, y no sólo en términos de visitantes. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), actualmente existe un total de 17.579 establecimientos de turismo rural en el país, generando 30.686 empleos directos y ofreciendo 178.813 plazas. Todo ello contribuye al valor económico, social y cultural del país, especialmente en el Día Mundial del Turismo, proclamado por la ONU hace más de 40 años.
Las motivaciones de los viajeros son variadas. Además del deseo de «desconectar» de la vida urbana habitual, Francisco Parra, presidente de la Asociación de Profesionales de Turismo Rural (Autural), destaca el deseo de estar más cerca de la naturaleza, buscar zonas no masificadas y descubrir y conocer el territorio y las tradiciones locales.
Además, la plataforma de reservas Escapadarural.com confirma que los viajeros buscan cada vez más experiencias culturales, combinando visitas históricas con el disfrute de la gastronomía local y la exploración de espacios naturales. Por ejemplo, muchas personas buscan espacios Starlight en Canarias o practican enoturismo en Castilla-La Mancha.
En cuanto a la ocupación, los datos indican que julio es el mes con más visitantes, con un 31% de ocupación, seguido de cerca por otros periodos vacacionales como la Semana Santa. Enero, por otro lado, registra la menor ocupación, con un 8,1%.
En definitiva, el turismo rural en España está ganando un atractivo especial entre los urbanitas, que encuentran en estos sitios un refugio tranquilo y lleno de encanto lejos del ajetreo de la ciudad. Sin embargo, este creciente interés también plantea desafíos para el sector, como la necesidad de desestacionalizar el turismo, mejorar la duración de las estancias y evitar la masificación puntual.








