La reciente declaración de México sobre el primer caso humano de gripe aviar H5N2 ha suscitado un renovado interés por esta cepa del virus de la gripe que hasta la fecha nunca ha llegado a España. Es un hecho que llama la atención, ya que en 2007 la cepa H5N2 estuvo a punto de entrar en territorio español a través de Portugal, cuando se detectó en un lote de casi 25.000 patos destinados para caza en España. En aquella ocasión, el brote se saldó con el sacrificio de casi 90.000 aves.
Hasta el momento, pese al caso humano de México, España sigue a salvo de esta cepa. No obstante, es innegable la presencia de la gripe aviar en el país, ya que la cepa H5N1 ha circulado en aves y recientemente se detectó en un charrán patinegro en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, hace un mes.
La gripe aviar es conocida por su capacidad para mutar constantemente. De hecho, las cepas de gripe aviar H5N1 y H5N2 han precipitado numerosos brotes en aves silvestres y domésticas en diversas partes del mundo, incluyendo Japón, Sudáfrica, Taiwán, Egipto, EE.UU., Rusia, Canadá, Polonia, Alemania o Países Bajos.
Según los datos de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), ha habido 50 brotes de H5N2 en el mundo en la última década. Sin embargo, a pesar de los recientes brotes en aves y mamíferos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el riesgo sanitario para las personas es bajo.
Es importante señalar que aunque la gripe aviar no supone un elevado riesgo para la salud humana en la actualidad, tiene mayor repercusión a nivel ganadero. Este punto es crucial ya que, tras la declaración de un caso, se vienen sacrificios de miles de aves y la consiguiente cerradura de fronteras del país o área afectada a la exportación hasta que se recupera el estatus sanitario. Todo ello refuerza la necesidad de que los productores implementen medidas de bioseguridad rigurosas en granjas para prevenir el contacto de aves domésticas con las salvajes.