La industria agropecuaria mexicana, con más de 5 millones de unidades de producción, se extiende sobre una superficie de 32,1 millones de hectáreas, cifra que equivale a cuatro veces Panamá o a dos veces y media Grecia. Esta data se desprende del reciente Censo Agropecuario 2022.
Alcanzando con su manto el 46,1% del total del territorio mexicano, que suma 196,5 millones de hectáreas, la actividad agropecuaria marca su impronta, ya sea en el cultivo de plantas, la cría de animales, entre otros usos. En particular, las regiones de Chihuahua, Sonora, Coahuila, Veracruz, Tamaulipas, Jalisco y Chiapas acaparan el 54,7% de estas hectáreas con vocación agropecuaria.
Por otra parte, el Censo Agropecuario reveló que solo el 10% de la superficie agrícola es responsable de alimentar a la población mexicana, y esto, excluyendo el comercio que ha dejado un superávit agroalimentario a México de 2.020 millones de dólares en el primer trimestre de 2023.
Desde el último recuento realizado en 2007, se ha producido un notable aumento en el número de productores agrícolas. No obstante, este crecimiento se ha visto contrarrestado por una reducción en la superficie agrícola. En este contexto, el Censo mostró que la superficie sembrada ha alcanzado los 20,5 millones de hectáreas, con un promedio de 5,9 hectáreas por productor.
En lo que respecta a las unidades de producción, las regiones de Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos y Oaxaca, en el centro y sur del país, lideran el grupo con unidades de hasta 5 hectáreas. Por el contrario, las unidades de producción más extensas, aquellas que superan las 5 hectáreas, se encuentran mayormente en Tamaulipas, Zacatecas, Sinaloa, Baja California, Nuevo León y Sonora.
Cabe resaltar que, de las 32,1 millones de hectáreas destinadas a la agricultura, 6 millones no han tenido actividad productiva, evidenciando un reto para el sector. Asimismo, el 20% de las unidades económicas reporta la inseguridad como un obstáculo para la producción.
Por último, las unidades productivas activas declararon 5,6 millones de hectáreas no sembradas, de las cuales 2,6 millones se hallan en «descanso», mientras que el resto quedó sin sembrar debido a malas condiciones climáticas, falta de crédito, enfermedades, ausencia de apoyos, entre otras razones.
