El panorama de la producción de miel en España, el principal productor en la Unión Europea, enfrenta desafíos mientras observa una tímida recuperación en las colonias de abejas a pesar de una tendencia a la baja. Los apicultores españoles son jugadores esenciales tanto medioambiental como socioeconómicamente, gracias al papel vital que las abejas desempeñan en la polinización.
En España, el sector apícola cuenta con 36.494 apicultores y 2.952.951 colmenas. Se trata de un ámbito predominantemente profesional, con el 80% de las colmenas gestionadas por apicultores profesionales, en gran medida trashumantes, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Los productores de miel han estado enfrentando desafíos para mantenerse competitivos en un mundo globalizado y complejo. Con esa visión, la Unión Europea (UE) implementó hace más de 25 años un programa de respaldo vinculado a la Política Agraria Común (PAC), denominado de apoyo a la apicultura y que después de la más reciente reforma de la PAC se conoce como Intervención Sectorial Apícola (ISA).
El ISA comprende 38 acciones en nueve líneas de acción para respaldar a los apicultores a encarar agresiones a las colmenas, realizar inversiones, asistencia técnica y capacitación del personal, adaptación al cambio climático, retos sanitarios, investigación, mejoramiento de la calidad y la comercialización de la miel y productos apícolas.
El presupuesto anual del ISA es de 19 millones de euros para todas las acciones, de acuerdo con el MAPA. Además, en el último lustro, la cantidad total de abejas ha aumentado un 2%, según datos ministeriales.
No obstante, la propia existencia de las abejas enfrenta amenazas. La Organización Colegial Veterinaria (OCV) ha destacado la importancia de los programas de investigación sobre las principales patologías apícolas, en un esfuerzo por identificar y controlar los problemas sanitarios que afectan a las abejas y promover una producción sostenible.
La importancia de las abejas en la alimentación mundial es indiscutible. Su labor polinizadora es responsable de un tercio de la alimentación y es esencial para los cultivos y los forrajes que alimentan al ganado. De hecho, más del 70% de la agricultura mundial depende de la polinización por insectos, siendo las abejas las más importantes. Su desaparición tendría consecuencias catastróficas para la flora y fauna silvestres, así como para la seguridad alimentaria mundial, han subrayado los veterinarios.