El icónico Edificio del Reloj, en Valencia, fue testigo de un intenso recorrido a través de la historia de la alimentación. La jornada reunió a un buen número de expertos y empresarios, superando las 200 personas, que asistieron a un foro de conferencias organizado por KM Zero. El encuentro incluyó un total de 22 paneles centrados en la evolución de los hábitos alimenticios del ser humano.
De la propuesta ideada por el gastrónomo Carlos Prada destacaba la intervención de más de 1.500 chefs de todo el mundo, respaldados por la Chefs’ Manifesto, una iniciativa apoyada por Naciones Unidas. El fin de este movimiento reside en impulsar la sostenibilidad en la alimentación mundial. La cita gastronómica tuvo lugar coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Gastronomía Sostenible y justo a tiempo para la presentación de la Guía Verde en Valencia.
Los asistentes al evento participaron en una experiencia culinaria que comenzó con un mojito que cambiaba de color gracias a la lombarda. La sorpresa visual dio paso al choque mental al probar un crujiente de grillos ahumados y, finalmente, al estímulo del paladar con el deguste de un «veikon cítrico» de origen vegetal. La selección culinaria incluyó delicias como ensaladas veganas, gambas rojas y el llamativo vino de cacao.
El foro se cerró con una reflexión sobre la manera en que nuestras prácticas alimenticias definen nuestra identidad. Prada sostiene que la gastronomía ofrece una oportunidad excepcional para transmitir la necesidad de conocer cómo nos hemos alimentado en el pasado para poder comprender nuestro presente y definir un futuro sostenible.
La edición de ftalks no terminó allí, ya que para la segunda jornada se espera la exposición de expertos, un Mercado del Futuro para la demostración de innovaciones alimentarias y un Foro de Emprendimiento para conectar ideas, empresas y fondos de inversión. Para la directora de KM Zero, Beatriz Jacoste, el cambio en la forma en la que nos alimentamos es posible pero requiere de todos los actores que integran el sistema alimentario y entender la dimensión sociocultural de nuestra relación con la comida.
Finalmente, en los planes de KM Zero no sólo está en juego el futuro de nuestra alimentación, sino también el de nuestro planeta. El objetivo es un futuro verde, orgánico y rico en diversidad, en el que podamos volver a arraigar y ser capaces de regenerar nuestro entorno, nuestra cocina y a nosotros mismos.