El auge cafetero como motor para transformar sistemas agroalimentarios
El máximo dirigente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, pone de relieve el crucial papel del café en la restructuración alimentaria. Recientemente en una visita a Honduras, Dongyu ha propugnado una industria del café eficiente y resiliente. Su discurso se transmitió durante la inauguración de la primera Cumbre del Café de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
La cumbre, organizada bajo el título ‘Agricultura y Economía Familiar para el Desarrollo Regional’, ha brindado una oportunidad única para compartir ideas sobre cómo convertir el café en una industria vigorosa y sostenible. Según Dongyu, los sistemas agroalimentarios mundiales se enfrentan a retos sociales y económicos significativos. La inseguridad alimentaria persistente, la crisis climática, y las tensiones políticas-económicas son factores que complican la situación del sector.
En este escenario, el director de la FAO hizo énfasis en la necesidad de hacer más con menos. Para Dongyu, la solución pasa por un enfoque multilateral y multifacético; subrayando que la transformación de los sistemas agroalimentarios debería ser central para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
Dentro del panorama actual, destacó la importancia de la industria del café, que representa unas ganancias estimadas de 15.000 millones de dólares a nivel global. En particular, resaltó la relevancia de la inserción de los pequeños productores en el esquema productivo ya que las exportaciones del grano suponen una fuente vital de ingresos para países de bajos recursos.
Pero todo no es positivo, para la FAO existen varios retos que requieren atención urgente. Entre ellos, Dongyu identifica la pérdida de biodiversidad, las plagas, las enfermedades y la inestabilidad de los precios de mercado.
La solución, según el director de la FAO, no solo reside en aumentar los beneficios para los pequeños agricultores, sino también en revalorizar el producto y fortalecer la industria cafetera. Entre las opciones, mencionó la necesidad de modernizar la infraestructura, mejorar la red de transporte, y promover prácticas agrícolas resistentes al clima.
La fuerza del café es innegable en países como Honduras, donde es el mayor productor de la región. Según la FAO, naciones como ésta deben seguir fomentando soluciones de impacto para llevar su industria cafetera un paso más allá. Así, el café se erige como el bastión de la reforma en los sistemas agroalimentarios mundiales.