Óscar Pierre, consejero delegado de Glovo, se presentó este martes como imputado durante menos de media hora ante la juez de Barcelona en el marco de una investigación relacionada con el uso de falsos autónomos en su modelo laboral. La Fiscalía había presentado una denuncia en su contra, argumentando que, a pesar de sentencias del Supremo que dictaminan que los ‘riders’ son empleados por cuenta ajena, Glovo mantiene a sus repartidores como autónomos.
Defensa del cambio de modelo laboral
Pierre ha subrayado que la decisión de contratar a repartidores se enmarca en su intención de alcanzar la «paz social» y evitar conflictos legales y sanciones por parte de la Inspección de Trabajo. Aunque el modelo actual, según él, es legal, el cambio se acordó en un consejo de administración como estrategia para evitar litigios. Pierre ha insistido en que el anuncio del nuevo modelo laboral, realizado el día anterior a su declaración, es solo una coincidencia.
Ante las preguntas de su abogado, Cristóbal Martell, el CEO de Glovo explicó que su empresa ha ido adaptando gradualmente el modelo de contratación de repartidores para alinearse con las resoluciones judiciales y la legislación vigente. Esta adaptación ha estado acompañada de un diálogo constante con la Inspección de Trabajo para garantizar que la normativa se cumpla a cabalidad.
Controversia y críticas
A pesar de las defensas de Pierre, el contexto en el que opera Glovo ha generado un fuerte debate. La práctica de mantener a los repartidores como falsos autónomos ha llevado a numerosas sanciones contra la empresa, lo que ha hecho que los sindicatos y organizaciones que representan a los ‘riders’ manifestaran su descontento. Estos colectivos han denunciado que la utilización de trabajadores como autónomos crea un entorno precario, que muchas veces afecta a grupos vulnerables, como migrantes sin papeles.
Entre las críticas más comunes está la afirmación de que muchas cuentas de repartidores son preciosas alquiladas a personas en situaciones difíciles, quienes recurren a la entrega de comida para subsistir. Esta realidad plantea interrogantes no solo sobre la ética de la empresa, sino también sobre el futuro del empleo en el sector de la entrega a domicilio.
Un compromiso con el cambio
En su reciente comunicado, Glovo, ahora parte del grupo alemán Delivery Hero, manifestó su firme compromiso con España, destacando que abrirá una mesa de diálogo con los agentes sociales para guiar el proceso de cambio de modelo. Sin embargo, Pierre no ha revelado detalles específicos sobre cómo se implementará este nuevo modelo de contratación ni cómo será recibido por los ‘riders’ en activo.
A pesar de ser considerado un referente en el ámbito del emprendimiento, Pierre enfrenta serias críticas. Sus detractores argumentan que el modelo de negocio de Glovo se basa en una fuerza laboral precaria, lo que pone en duda la sostenibilidad del mismo a largo plazo. En este sentido, las reacciones y adaptaciones que la compañía presente se tornarán cruciales para su futuro.
El futuro de la entrega a domicilio
La situación de los repartidores no solo afecta a los empleados de Glovo, sino que representa un desafío para toda la industria de la entrega a domicilio. A medida que avanza el debate sobre la legalidad y la ética del modelo de trabajo en plataformas digitales, se hace evidente la necesidad de cambios estructurales en el sector. La presión de los sindicatos y el marco legislativo están orillando a las empresas a adaptarse a una realidad laboral que busca proteger los derechos de los trabajadores.
Con todas estas dinámicas en juego, el modelo de negocio de Glovo, al igual que el de sus competidores, podría estar ante una transformación radical. Estas transformaciones están destinadas a redefinir la manera en que se concibe el trabajo en plataformas, lo que invita a reflexionar sobre el futuro de la economía colaborativa y el impacto que tendrá sobre la fuerza laboral del país.








