El 2023 ha sido un año de marcada inseguridad alimentaria, con 282 millones de personas experimentando hambre severa a lo largo del planeta, según informó la organización Unicef. Esta cifra creció en un 8,5% con respecto al año anterior, poniendo de manifiesto una dura realidad agravada por diversas crisis humanitarias y el debilitamiento de la seguridad alimentaria, especialmente en lugares como Gaza y Sudán.
Este significativo aumento, que representa a un total de 24 millones de personas más que el año previo, se desprende del Informe Mundial Sobre Crisis Alimentarias, publicado conjuntamente por Unicef, otras agencias de la ONU, la Unión Europea y la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID). El informe auguraba niveles catastróficos de inanición en zonas como Gaza y Sudán del Sur.
Mencionado estudio también resaltaba que el conflicto en la Franja de Gaza representaba un 80 % del total de personas expuestas a hambruna inminente durante el 2023, pese a que la guerra en el enclave palestino solo había iniciado escasos tres meses antes de la redacción del análisis. El 20 % restante residía en Burkina Faso, Mali, Somalia y Sudán del Sur.
A pesar de la gravedad de la cifra citada, se debe remarcar que casi la mitad de la población de Gaza afectada por estas circunstancias son niños. Así lo asegura Víctor Aguayo, director de nutrición y desarrollo de Unicef, resaltando que los sistemas de salud y protección están colapsando, con irreparables consecuencias para la nutrición infantil.
El principal causante de la inseguridad alimentaria durante el 2023 fue el conflicto, afectando a 135 millones de personas en 20 países. Sin embargo, crisis económicas, que perjudicaron a 75 millones de personas, y fenómenos climáticos extremos que afectaron duramente a 77 millones, jugaron un rol fundamental en la inseguridad alimentaria, según el Informe Mundial Sobre Crisis Alimentarias.
El 2023 se ha consagrado como el año más caliente jamás registrado, desencadenando inundaciones severas, tormentas, sequías, incendios forestales, plagas y enfermedades que potenciaron las crisis alimentarias. Como comentó Arif Hussein, economista jefe del Programa Mundial de Alimentos, «Si las personas tienen acceso (a los alimentos) pero no tienen dinero, están perdidos. Y si tienen todo el dinero pero no tienen acceso, tampoco.»