La producción cerealista española está marcando hitos. Se espera que en 2024 se alcance una producción asombrosa de 22,5 millones de toneladas de cereales, lo que representa un incremento del 120,2 % con respecto al año anterior, de acuerdo a lo difundido este martes por las Cooperativas Agro-Alimentarias. Comparativamente, este pronto aforo realizado contrasta favorablemente después de un año calificado de devastador para la agricultura, debido a la prolongada sequía que azotó al sector.
En esta ardua labor agrícola, la superficie nacional dedicada al cultivo de cereal ha jugado un papel crucial, aproximandose a las 5,6 millones de hectáreas según los datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Diversos cereales tendrán un notable incremento en su cosecha: el trigo blando se prevé que alcance los 7,2 millones de toneladas, el maíz 3,48 millones de toneladas y el trigo duro situándose en 932.363 toneladas. Adicionalmente, también se espera un aumento en la producción de avena, triticale y centeno, 1.13 millones, 763,075 toneladas y 295.247 toneladas respectivamente.
Un factor que sobresale para este pronóstico tan favorable son las optimas condiciones climáticas que se han presentado durante abril y mayo, meses determinantes para el llenado del grano. Las cooperativas han señalado que durante este periodo no se dio estrés hídrico, provocando que la espiga se formara sin alteraciones y contribuyendo a los altos rendimientos de esta próxima cosecha.
Este incremento en la producción de cereales pone de relevancia la necesidad de estrategias que ayuden a mitigar el impacto del cambio climático en las cosechas. Métodos como el uso de semillas certificadas y la colaboración entre agricultores, cooperativas y empresas de obtención vegetal en lo que respecta a la producción de «grano sostenible» son vitales para mantener estos altos rendimientos, particularmente en el contexto de una amenaza creciente de clima extremo y sequías prolongadas. Si estas estrategias y tendencias continúan, el futuro de la producción cerealista en España parece estar en alza.