La agricultura familiar en España enfrenta un momento crucial. El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Cristóbal Cano, se encuentra optimista respecto a la posibilidad de que la nueva Ley de Agricultura Familiar logre el respaldo necesario en el parlamento. Esta legislación, que considera vital para el futuro del campo, es vista por Cano como un baluarte que «retratará al que no apoya al campo» si no se aprueba. En su opinión, el modelo de agricultura y ganadería familiar es esencial para vertebrar el territorio rural.
Expectativas sobre la ley de agricultura familiar
En una reciente entrevista, Cano no solo expresó su esperanza acerca de la ley, sino que también confirmó que su organización está elaborando alegaciones. Esto se debe a que considera que el borrador actual es «demasiado genérico» y «admite muchísima mejora». «En UPA tenemos muchas expectativas en esta ley y grandes esperanzas en que sirva para algo, con resultados tangibles», comentó Cano, quien insiste en la necesidad de una ley audaz y completa por parte del Gobierno.
El líder de UPA ha solicitado que la normativa incluya medidas concretas, como el apoyo a la cesión de explotaciones y la creación de bancos públicos de tierra y agua para facilitar la incorporación de jóvenes a las actividades agrícolas y mejorar las condiciones de las explotaciones familiares. A pesar del actual clima de polarización y tensión, Cano se mantiene esperanzado en que esta iniciativa pueda avanzar y reflejar la realidad del campo español, que mayoritariamente depende de la agricultura familiar.
El impacto del precio del aceite
Otro tema relevante en la agenda de Cano es el compromiso con el sector olivarero. Desde su reciente nombramiento como secretario general de UPA, ha permanecido en su pueblo natal de Alcalá La Real, en Jaén, una región emblemática en la producción de aceite de oliva. En este sentido, ha alertado sobre los precios en origen del olivar tradicional, que desde el inicio de la campaña han estado por debajo de los costes de producción.
La situación se mantiene preocupante, especialmente tras dos temporadas desastrosas marcadas por baja producción y un leve aumento de precios que no se ha traducido en mejoras significativas. Cano ha enfatizado que «no se ha sacado ninguna enseñanza» de estos problemas, y ha criticado cómo la caída del precio en destino no guarda proporción con la de origen, responsabilizando a la industria aceitera y las cadenas de distribución.
Desafíos del cambio climático
Respecto a los recientes fenómenos climáticos, como las lluvias que han afectado negativamente a producciones en Huelva, Cano ha indicado que son, en líneas generales, una «buena noticia». Sin embargo, no ha dejado de recordar que la crisis climática existe y se manifiesta «en primera persona en el campo». Ejemplificando esta realidad, mencionó que algunas zonas han experimentado «inviernos sin heladas» y «olas de calor que queman floraciones», alterando los ciclos naturales de las cosechas.
Ante esta situación, la UPA sostiene que es vital adoptar medidas que mitiguen el impacto del cambio climático en los cultivos, así como implementar prácticas agrarias que sean resilientes y sostenibles.
Acuerdos y legislaciones en la agricultura
El secretario de UPA también se ha mostrado «tremendamente orgulloso del resultado» de los 43 compromisos que su organización firmó tras las movilizaciones agrarias, señalando que han tenido un impacto positivo en la situación de los agricultores y ganaderos. Entre los avances, destacó la reducción de la burocracia en relación a la Política Agraria Común (PAC) y la mejora en las condiciones para poder acceder a ayudas.
Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de que la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) sea elevada a nivel estatal, un compromiso que teme pueda comprometerse por motivos políticos en el marco de la reciente Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario.
Perspectivas para el futuro de la PAC
En cuanto al diseño de la futura PAC post 2027, Cano subrayó la importancia de que no se establezca un sobre para cada país, argumentando que eso podría comprometer la unidad y fortalezas del sistema agrícola europeo. Además, incidió en que es prioritario no perder presupuesto para la PAC en el contexto de un marco financiero donde se priorizan nuevas necesidades como la defensa y migración.
La soberanía alimentaria es un tema crucial que debe mantenerse en el centro del debate. Cano añadió que, frente a la escalada arancelaria que afecta a mercados importantes como el estadounidense, buscar nuevos mercados en países como China o India puede ser clave para el sector agroalimentario español.
Con un panorama lleno de retos y oportunidades, el futuro de la agricultura familiar en España parece depender no solo de legislaciones adecuadas, sino también de la capacidad de adaptación ante los constantes desafíos climáticos y económicos. ¿Cómo responderá el sector a estas exigencias? La pregunta queda abierta, invitando a una reflexión colectiva sobre el camino a seguir.








