Siguiendo el declive reciente, la reserva hidrológica de España continúa en descenso, situándose en el 57.2% de su capacidad de llenado. Según los datos proporcionados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, esta cifra representa una caída de 1,6 puntos porcentuales respecto a la semana anterior, lo que se traduce en una pérdida de 893 hectómetros cúbicos (hm3) de agua.
Parece que la falta de lluvias, principalmente en la vertiente Atlántica, ha contribuido enormemente a esta bajada. Esto es evidente en los informes recientes que muestran que las precipitaciones han favorecido sobre todo a la vertiente Mediterránea. Teruel, por ejemplo, ha registrado el máximo, con 27 litros por metro cuadrado.
Otro dato destacable es el hecho de que la cantidad asombrosa de agua almacenada en Galicia Costa subió ligeramente, solo una décima, pasando del 70,5% al 70,6%. Sin embargo, esta alza no es suficiente para contrarrestar la caída en otras zonas. Las reservas hídricas de las cuencas internas del País Vasco se mantuvieron estables durante la semana, repetidas en un 90,5%, al igual que la de los ríos Tinto, Odiel y Piedras, que se mantuvieron en el 82,1%.
La disminución más drástica se observó en las cuencas de los ríos Ebro, Duero, Tajo, Júcar y Guadalquivir, con descensos de 3,2, 2,8, 2,2, 1,3 y 1,1 puntos porcentuales, respectivamente.
Las cuencas consideradas más deficitarias siguen siendo las del Segura, ahora al 20,4%, seguidas por Guadalete-Barbate al 24,9%, Cuenca Mediterránea Andaluza al 28,1% y las cuencas internas de Cataluña al 34,9%.
Este persistente descenso en las reservas hídricas del país plantea cuestiones serias sobre sostenibilidad y gestión de recursos. Se requiere un manejo eficiente y medidas adaptativas para garantizar la seguridad hídrica a largo plazo y prevenir posibles desafíos relacionados con la escasez de agua.