En un movimiento hacia una gestión más sostenible de residuos, los establecimientos de hostelería de Lisboa se están preparando para acatar una prohibición que comenzará en un mes respecto a los vasos de plástico de uso único. Este es un paso significante en la iniciativa nacional para la reducción de residuos desechables y viene ligado a la expectativa de que las entidades públicas mejoren las medidas para la recolección de basura.
La norma, que entrará en vigor el 1 de julio de este año, establece que cualquier producto destinado a ser consumido fuera de los establecimientos deberá ser servido en envases reutilizables, evitando así el plástico de un solo uso. Los infractores deberán enfrentar sanciones pecuniarias; los individuos podrían encontrarse con multas que van desde los 150 hasta los 1.500 euros, mientras que en el caso de empresas como restaurantes y bares, la multa podría oscilar entre 1.000 y 15.000 euros.
Inicialmente, la prohibición de vasos de plástico desechables se debía implementar en 2020, pero la pandemia del coronavirus retrasó su ejecución. No fue hasta el 2 de mayo de este año que la iniciativa recibió la aprobación final del Ayuntamiento de Lisboa, dando a los locales un margen de 60 días para adaptarse.
Nuno Vinagre, director del Departamento de Higiene Urbana del Ayuntamiento de Lisboa, expuso que dicha medida va más allá de eliminar simplemente el plástico. Es un llamado hacia la transformación de las mentalidades, incentivando la utilización de recipientes reutilizables que no solo reducen el impacto medioambiental, sino además, disminuyen el gasto público en la gestión de residuos.
Ante este panorama, Ricardo Tavares, presidente de la Asociación Portuguesa de Bares, Discotecas y Animadores, expresó su apoyo hacia la iniciativa, a pesar de que los plazos les resultan un tanto abruptos. En su opinión, la gestión de los residuos requiere un esfuerzo conjunto por parte de los establecimientos locales y las autoridades municipales.
Para seguir avanzando hacia la sostenibilidad, parece evidente que el cambio está comenzando a tomar forma en la capital lusa, aunque queda mucho camino por recorrer. Nuestras costumbres y comportamientos cotidianos son piezas clave en este complejo puzle ecológico. Pero, ¿serán suficientes estas medidas para frenar de manera significativa la avalancha de residuos desechables que inundan nuestras ciudades y mares? Solo el tiempo, y nuestro esfuerzo colectivo, lo dirán.