La conclusión de la cosecha de girasol en Andalucía deja resultados ‘aceptables’
La agricultura en España ha experimentado un revés más debido a la cambiante situación climática. Aunque el sur de la península ibérica se ha adaptado durante mucho tiempo a las variaciones de temperatura y precipitación, Andalucía sufrió una cosecha de girasol marcada por una escasez de agua. A pesar de estos desafíos, la reciente cosecha de girasol en Andalucía ha arrojado una producción «aceptable» de 218.000 toneladas.
Esto coincide con los testimonios de Juan Fernández, presidente de la Asociación Española del Girasol (AEG). Según las cifras de la Política Agrícola Común (PAC), la superficie de cultivo del girasol en España mantuvo una reducción mínima del 0,2% anual en 2024, contabilizando un total de 744.184 hectáreas. En Andalucía, se cosecharon en promedio 1.200 kilos por hectárea, el 1,3 % menos que en 2023.
El clima se erige como una entidad central en la producción de girasol. Aspectos tales como las lluvias invernales insuficientes y las diversas fechas de siembra han resultado determinantes en la productividad del cultivo. La maduración del girasol, que llega en agosto, depende considerablemente del agua acumulada en el suelo desde el invierno, lo que hace que una escasez de este recurso esencial tenga un impacto significativo en sus rendimientos.
En palabras de Fernández, la campaña ha sido considerada medio aceptable, aunque sin llegar a cumplir las expectativas iniciales. Las variaciones climáticas han impactado no solo en el rendimiento de la cosecha, sino también en el contenido de aceite del girasol, aunque el resultado ha sido más bien aceptable dadas las condiciones climáticas dominantes.
No obstante, el mercado de aceites de girasol sigue siendo complicado. A pesar de que España consume el doble de aceite de girasol que produce, este se importa principalmente de Rusia y Ucrania. Este consumo apoyado en la importación plantea el problema de la dependencia exterior, que puede resultar problemática en situaciones adversas internacionales.
Por todo esto, se hace necesario explorar métodos más sostenibles y resilientes de agricultura, así como aprovechar mejor el espacio de cultivo disponible en España para fomentar la independencia y la sostenibilidad en esta crisis climática.