Como un lunes clave, España inicia su tercera semana de protestas agrarias con una cita crítica en Bruselas y una movilización masiva en Madrid. Decenas de tractores y miles de manifestantes se preparan para ocupar el centro de la capital en una respuesta coordinada a la crisis apremiante que enfrentan los productores de la tierra.
Las protestas están lideradas por las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA. Esta movilización culmina una serie de más de 40 actos de protesta que han tomado lugar a lo largo y ancho del territorio español en las últimas semanas. Los manifestantes marcharán desde Arganda del Rey hasta la sede del Parlamento Europeo. Aquí, en el Paseo de la Infanta Isabel y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se unirán con los manifestantes que seguirán a pie su recorrido hasta el número 46 del paseo de la Castellana.
El objetivo de las protestas es claro y preciso. Los agricultores reclaman una serie de medidas criticas para su supervivencia y prosperidad. Entre las demandas se encuentran la flexibilización de la Política Agrícola Común debido a su burocracia inasumible y sus costes ambientales; la negociación de las cláusulas espejo en los intercambios comerciales con terceros países; la paralización de los acuerdos con Mercosur y Nueva Zelanda y las negociaciones con Chile, Kenia, México, India y Australia, así como más controles a la importación desde Marruecos; entre varias otras medidas de igual importancia.
Pero las protestas en España no son un hecho aislado, varias organizaciones en la Unión Europea han tomado nota del descontento general en el sector agrario y se preparan para responder en consecuencia. La Comisión Europea ha propuesto una serie de medidas a corto y medio plazo para aliviar la carga administrativa que soportan los agricultores. Entre estas medidas se incluye la simplificación de requisitos y de controles para recibir ayudas.
En resumen, esta tercera semana de protestas marca un hito en la lucha de los agricultores españoles por la supervivencia de su sector y la defensa de sus derechos. Así como la manifestación concluye en la Oficina del Parlamento Europeo en España, también lo hace la espera por soluciones duraderas y efectivas que puedan aliviar las cargas del sector agrario. Solo queda esperar a ver si los gritos de protesta de aquellos que nutren nuestra tierra, finalmente, serán escuchados.
