La Comisión Europea se mantiene en el punto de vista de que aún no está en condiciones de cerrar las negociaciones que buscan culminar el acuerdo de asociación entre ella y el Mercosur a pesar de la disposición de este último, de acuerdo a un comunicado entregado por el portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill. La declaración se produce antes de la próxima cumbre del G20, que se llevará a cabo en Río de Janeiro en noviembre.
La atención de la CE está puesta en abordar los temas pendientes, teniendo en cuenta que el acuerdo debería cumplir con los objetivos de sostenibilidad de la UE, resguardando al mismo tiempo las sensibilidades de la UE en el sector agrícola. Las discusiones técnicas en torno a este acuerdo de colaboración continuaron a principios de septiembre en Brasilia, según informa Gill.
Por otro lado, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, declaró a mediados de agosto que el Mercosur está preparado y dispuesto para firmar el acuerdo comercial, el cual inició sus tratos en 1999, dependiendo en gran medida del bloque comunitario.
Las dudas sobre los riesgos en términos de deforestación del Amazonas en relación a la explotación agrícola, llevaron a que los europeos soliciten mayor garantía tras finalizar el texto del acuerdo en el 2019. Como resultado, se inició la negociación de un anexo al acuerdo para resolver cualquier inquietud, el cual fue calificado por el Mercosur de proteccionista y hasta el día de hoy no se ha logrado culminar. Así que, como antesala al G20, la postura de la Comisión Europea es esencial, y resalta las posibles fisuras en el acuerdo de comercio entre la UE y el Mercosur.
En medio de este escenario, se produjo una protesta organizada por cuatro grandes asociaciones europeas de agricultores a principios del mes de septiembre. Los manifestantes acusaron a la Comisión Europea de ignorar el impacto que el acuerdo tendrá en algunos de los sectores más sensibles, como es el caso de la producción de azúcar y la industria de las aves de corral en los países de la UE. Estas organizaciones sostienen que el pacto «no tiene en cuenta» el impacto provocado por la pandemia de coronavirus, la guerra en Ucrania y el Pacto Verde Europeo para el sector agroalimentario de la UE. Identificando así, una serie de problemáticas a tartar antes de culminar las negociaciones.