New Holland, marca reconocida por su compromiso con la sostenibilidad en el sector agrícola, abre una nueva puerta a la transición verde. En su búsqueda constante por alejarse del diésel tradicional, se ha aliado con Repsol para explorar una solución renovable y eficiente: los biocombustibles provenientes de residuos orgánicos.
Este revolucionario método tiene múltiples ventajas. Para empezar, no exige cambios drásticos en la flota de vehículos existente ni una nueva infraestructura para el repostaje. Además, Repsol prevé tener a final de año 100 estaciones de servicio operativas, facilitando así su implementación de forma inmediata.
En su afán por garantizar la eficacia de esta iniciativa, New Holland y Repsol han llevado a cabo un programa de ensayos en campo con un tractor equipado con un motor de última generación (Final Tier 4/Stage V) y diésel 100% renovable (especificación EN 15940). Los resultados son prometedores: estos biocombustibles ofrecen rendimiento equiparable al de los motores tradicionales, además de una ligera mejora en el consumo de combustible y emisiones dentro de los límites legales.
No obstante, la verdadera prueba de fuego viene ahora. Ambas empresas, en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), evaluarán el comportamiento del combustible renovable tras cuatro meses de uso en condiciones reales. Medirán parámetros como rendimiento, potencia y consumo mediante sistemas de telemetría incorporados en los tractores de New Holland. Los científicos de la UCLM contribuirán con equipos específicos para medir las emisiones.
Carlos Suárez, director de Movilidad en Repsol, celebra este acuerdo como un paso más hacia la sostenibilidad. Los combustibles renovables representan una alternativa inmediata a los combustibles fósiles, reduciendo las emisiones de CO2 y siendo compatibles con la maquinaria e infraestructuras existentes. En palabras de Suárez, «amplían el abanico de tecnologías sostenibles para la movilidad, ayudando a los usuarios a elegir la que mejor se adapte a sus necesidades».
El futuro parece brillante para esta colaboración. A finales de año, Repsol planea inaugurar en Cartagena la primera refinería española de biocombustibles avanzados de bajas emisiones. Y para 2025, Bilbao contará con una planta demostrativa de biocombustibles sintéticos a partir de CO2 capturado e hidrógeno renovable. Estos avances están en consonancia con los estrictos criterios de sostenibilidad y de reducción de la huella de carbono establecidos por la Unión Europea. Una apuesta que sin duda supone un importante impulso en la lucha contra el cambio climático.