Félix Mestre, un panadero de 38 años y perteneciente a una cuarta generación de su familia dedicada a este oficio, ha sido elegido recientemente como presidente de la Confederación Española de Panadería, Pastelería, Bollería y Afines (Ceoppan). Su compromiso es claro: **dignificar el oficio** de panadero y abordar el **relevo generacional** en un sector que enfrenta desafíos importantes, como la caída del consumo de pan.
Objetivos de la nueva presidencia
El nuevo presidente tiene la tarea de representar a las 12.000 panaderías de España, que generan una facturación anual de 5.000 millones de euros y dan empleo a cerca de 190.000 trabajadores. Mestre dirige «Forn Rius» en Vilafranca del Penedés (Barcelona), su enfoque está en visibilizar la profesión, destacando que «el pan es un oficio fantástico, pero también es un arte». A través de un trabajo cooperativo y distribuyendo proyectos y tareas, Mestre busca dejar huella en el sector.
«Da igual de qué región seamos, los problemas y las inquietudes son comunes», ha reflexionado. Para lograr sus objetivos, contará con una junta directiva que se presentará en breve, lo que promete un liderazgo basado en la colaboración.
El relevo generacional como desafío principal
Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el sector panadero es el **relevo generacional**. Mestre ha señalado que muchos panaderos en España están experimentando dificultades para encontrar nuevos profesionales. Esta problemática la ha vivido en su propio negocio y es un fenómeno que se repite en otras panaderías del país. Sin embargo, también hay luz en esta situación: los artesanos jóvenes están emergiendo y abriendo nuevas panaderías en las grandes ciudades, lo que muestra que hay potencial y ganas de seguir adelante.
El consumo de pan ha atravesado una fase de **demonización**, y a pesar de las iniciativas para cambiar esta percepción, los datos son preocupantes. Según las cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo per cápita ha disminuido un 3,4% respecto al año anterior, alcanzando solo 26,9 kilos al año.
Cambio de percepción respecto al pan
En su responsabilidad como presidente, Mestre busca cambiar la percepción que tiene el público sobre el pan. A menudo se tiende a pensar que el consumo de pan es **problemático** para la salud, cuando en realidad, está siendo respaldado por normativas de calidad aprobadas por el Gobierno, y el gremio colabora con la ciencia para reafirmar su importancia en una dieta equilibrada.
Además, Mestre lamenta que mientras los cocineros son considerados personajes famosos, la figura del panadero no goza de la misma visibilidad. «Poca gente sabe que en España existen selecciones nacionales de panadores, las espigas de oro, que ocupan el segundo lugar a nivel mundial», ha comentado. Este enfoque en dignificar el oficio busca llevar a los panaderos a un lugar de reconocimiento y profesionalismo que merecen.
Aspectos económicos y presupuestarios
Otro tema que no puede subestimarse es el precio del pan, especialmente considerando el contexto inflacionario actual. Según el último Índice de Precios al Consumo de octubre, el pan ha aumentado un 2,2% en comparación con el año anterior. Este aumento se da en un momento en el que las panaderías han hecho esfuerzos por mantener sus precios, a pesar de los incrementos en el costo de insumos como el trigo y la energía.
Con la inflación, el sector ha tratado de **recortar gastos** donde sea posible y ha trabajado arduamente para mantenerse a flote. «El consumidor no tiene la culpa de las subidas de precios», ha señalado Mestre, dejando claro que el objetivo es mantener la calidad del producto sin comprometer la viabilidad del negocio.
Futuros planes de Ceoppan
Ante la situación actual, el gremio tiene varios planes en el horizonte. Se busca establecer una comunicación directa con el Ministerio de Agricultura para participar en la elaboración de un Plan Estratégico de la Industria Alimentaria, así como en la adaptación de la Normativa de Calidad del Pan a las necesidades contemporáneas.
A nivel europeo, se trabajará para garantizar que el pan sea considerado un alimento básico esencial en la dieta, así como para influir en regulaciones que afectan al sector, como la normativa sobre información nutricional y límites de acrilamida. Existe también la ambición de lograr que la Cultura del Pan sea declarada **Patrimonio Mundial Inmaterial** de la Humanidad por la UNESCO, un paso que podría reforzar el reconocimiento y la importancia de esta tradición en la sociedad actual.
El camino hacia la dignificación del pan y del panadero está lleno de retos, pero también de oportunidades. En el contexto actual, se requiere reflexión y acción conjunta para preservar una tradición que forma parte de la cultura y la vida diaria de tantas personas. La historia del pan sigue escribiéndose, y todos tenemos un papel que desempeñar en su futuro.