Nayib Bukele, presidente salvadoreño, anuncia medidas para fortalecer la seguridad alimentaria del país en el plazo de una década. Fue durante la inauguración de un centro tecnológico de datos, en Ciudad Arce, situada a 38 kilómetros de la capital, cuando Bukele adelantó una serie de medidas para hacer frente a los crecientes precios de los alimentos.
Sus planes incluyen una propuesta de nulidad arancelaria sobre ciertos alimentos durante los próximos diez años. Bukele prevé que «en 10 años El Salvador va a poder tener su seguridad alimentaria», enfocando la economía del país en la alimentación, la sostenibilidad y la innovación tecnológica.
Entre las medidas estratégicas destacan la construcción de diversas ‘centrales de abasto’ de variados productos, las cuales pretende sean administradas por empresas privadas para garantizar una oferta regular y a bajos precios. Con ello, no solamente se pretende contrarrestar el alza de los precios de la cesta básica alimentaria, sino que también se prevé un cierre paulatino de los mercados municipales una vez estabilizada la cadena de suministro.
Además, se planea la implementación de «agromercados» en el país. Organizados por el Ministerio de Ganadería y Agricultura, se espera que estos espacios permitan a comerciantes, importadores y mayoristas reducir los precios de los productos alimentarios. La medida se adopta en respuesta a la preocupación por el valor creciente de la canasta básica alimentaria, que incluye elementos esenciales como pan, tortillas, fríjoles, carnes, huevos y frutas, entre otros.
La importancia de estas medidas queda patente al considerar los datos: el precio promedio de la cesta básica alimentaria ha subido desde los 192,48 dólares en 2019 a los 228,66 dólares en 2024. Considerando que el salario mínimo se sitúa entre los 243,45 y los 365 dólares, dependiendo del sector laboral, se pone de manifiesto la necesidad de estas medidas.
Además, un factor esencial es la elevada dependencia de la importación de productos básicos, mayoritariamente de países vecinos como Guatemala, Honduras y Nicaragua. Esta necesidad de importación representa hasta un 90% para hortalizas y verduras, 60% para productos lácteos y un 32% en el caso del maíz.
En su discurso, Bukele reiteró su compromiso de ‘sanar’ la economía del país tras realizar esfuerzos para combatir la violencia, uno de los problemas más graves que ha enfrentado El Salvador en épocas recientes. No obstante, opinión pública salvadoreña se mantiene escéptica: según encuestas recientes, la mayoría de la población considera que la gestión del gobierno de Bukele ha fracasado en materia económica.