El laborioso proceso del espárrago verde de Granada
Las peculiaridades rodean el proceso de producción del espárrago verde en Granada, desde la plantación hasta su recolección, culminando en su transporte a los supermercados nacionales y extranjeros. Un laborioso proceso que requiere al menos dos años desde la siembra de la semilla hasta la recolección, y otros cinco días para que lleguen a los supermercados de Francia o Alemania, según expresa Antonio Rodríguez, técnico de cooperative San Isidro de Loja en Granada.
Clave en este recorrido es la experiencia de la cooperativa de San Isidro de Loja, ubicada en un lugar donde el espárrago es el segundo sector económico, sólo por detrás del olivar. Sin embargo, la falta de recursos y la escasez de personal interesado en trabajar en el sector representan retos constantes para esta comunidad.
El meticuloso cuidado de las tierras y su preparación para la siembra, seguido por la plantación de la semilla, son pasos fundamentales en este proceso que exige un recurso cada vez más escaso: el agua. Al tercer año, se procede a la recolección, una labor manual en la que cada espárrago es cortado uno a uno, debido a la imposibilidad de utilizar maquinaria para este propósito.
Un aspecto peculiar de la recolección del espárrago es su dependencia de la precisión temporal. Aquel espárrago que está listo y no se recolecta se desperdicia, ya que al madurar rápidamente y ser compuesto mayormente por agua, se estropea fácilmente. Esto implica que si un trabajador de la cuadrilla falla, el equipo necesita trabajar horas extra para evitar la pérdida de espárragos listos para la cosecha.
Una vez recolectados, los espárragos viajan hasta supermercados nacionales en dos días y al extranjero en cinco. Más del 95% de la producción de la cooperativa se exporta a países como Francia, Alemania y Polonia. El resto, aproximadamente un 5%, es distribuido a nivel nacional a través de empresas que trabajan en estrecha colaboración con las cooperativas y los proveedores.
Este resguardo de la cadena de producción garantiza que los consumidores en Europa y España disfruten de este nutritivo alimento, valioso no sólo por su sabor, sino también por el esfuerzo y compromiso de los trabajadores agrícolas que luchan para mantener este sector vivo, a pesar de las adversidades.
