Los cultivos de fresa de España, principalmente concentrados en Huelva, están en el punto de mira de un ambicioso proyecto de investigación llevado a cabo por el prestigioso Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’ (IHSM) en Málaga. El objetivo es simple pero significativo: fortalecer las plantas de fresa para resistir los episodios de sequía extrema cada vez más frecuentes.
Para ello, la bióloga Victoria Sánchez y su equipo están explorando la aplicación artificial de la autofagia en las fresas, un proceso natural que los seres vivos utilizan para sobrevivir en condiciones adversas y mantenerse saludables a través del reciclaje de nutrientes y su uso más eficiente. Así, el laboratorio de Sánchez está utilizando plantas transgénicas y un gen específico para inducir la autofagia y comprobar si esta estrategia ayuda a las plantas a soportar la falta de agua. Las plantas con autofagia inducida parecen mostrar más vitalidad y resistencia en comparación con las no alteradas químicamente.
La eficacia de este método no solo podría mejorar la resiliencia de las fresas al cambio climático, sino que además podría traer múltiples beneficios ambientales y económicos. Entre ellos, destacan un uso más eficiente del agua, la reducción de fertilizantes y sus residuos contaminantes, así como un ahorro significativo para los agricultores.
El laboratorio está actualmente a medio camino de su investigación, pero ya han conseguido sus primeros resultados prometedores, confirmando que el nivel de autofagia está relacionado con el desarrollo del fruto. Pese a que las plantas transgénicas actuales no se suelen cultivar comercialmente, si demuestran poseer un efecto protector, esta investigación podría llevar al desarrollo de nuevas variedades de plantas con mayor resistencia natural a la sequía.
Pero el camino de la investigación aún es largo y hay muchos misterios por desentrañar. La bióloga Sánchez y su equipo están decididos a entender más sobre cómo se regula la autofagia y qué elementos moleculares la inducen, con el fin de mejorar aún más la resistencia y la producción de la fresa.
Mientras la investigación continúa, no cabe duda de que estos descubrimientos científicos son un importante paso adelante en la lucha por un futuro más sostenible y resiliente para la hortofruticultura española y mundial.