En un reciente desarrollo que ha enfurecido a las organizaciones agrarias del país, el Ministerio de Trabajo ha estado negociando la reducción de la jornada laboral sin consultar o tener en cuenta las dificultades únicas y las realidades del sector agrario. Asaja, COAG y Unión de Uniones han expresado su descontento con la forma en que se están llevando a cabo las negociaciones «de espaldas al campo».
Juan José Álvarez, secretario de organización de Asaja, ha señalado el potencial incremento de los costes laborales y de la Seguridad Social para los empresarios agrícolas como una seria preocupación. Sostiene que estos costes adicionales, junto con el incremento del salario mínimo de los últimos 5 años, lo que él estima en un 54%, hacen «inasumible» otro aumento de costes laborales. Álvarez añade que la reducción de la jornada laboral adicional podría «dinamitar el equilibrio interno de los convenios colectivos que ya están negociados» y dificulta aún más la gestión y localización de mano de obra.
La falta de consideración hacia las organizaciones agrícolas para la decisión de reducir la jornada laboral ha sido vista con desdén, particularmente por Andrés Góngora, responsable de Relaciones Laborales de COAG. Expresa su rechazo al hecho de que la situación específica del sector agrario del país no se tenga en cuenta en la negociación.
Luis Cortés, coordinador estatal de Unión de Uniones, ha expresado sus preocupaciones sobre el posible impacto en los agricultores y ganaderos si estos cambios se llevan a cabo. Según su opinión, la reducción de la jornada laboral sería una «subida salarial encubierta» que haría que muchas producciones dejen de ser rentables. Pide que no se aplique la reducción de la jornada laboral que plantea el Ministerio de Trabajo y que no se presione de esta manera a la agricultura.
Estas negociaciones evidencian un patrón preocupante de decisiones gubernamentales tomadas sin tener en cuenta las necesidades y desafíos específicos de los agricultores españoles. Es imperativo que las voces de las partes interesadas, como las organizaciones agrarias, se escuchen y se tengan en cuenta en futuras negociaciones para preservar la viabilidad y la salud de este vital sector de la economía.