El sector alimentario en España destaca por su creciente presencia en la economía del país, pero también se encuentra en un delicado equilibrio debido a factores como la excesiva regulación y la escasez de talento. Esta es uno de las conclusiones extraídas del 27 Encuentro de Alimentación y Bebidas, un evento crucial dentro del sector que ha congregado a más de 550 profesionales.
La excesividad en la normativa ha sido señalada como un gran obstáculo que afecta a la eficiencia y eficacia, provocando así una pérdida significativa de competitividad. Como un caso ilustrativo, el director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), comentó la situación de la tasa sobre el plástico, instaurada únicamente en España y que podría costar a las empresas del sector más de 5.000 millones de euros.
Otros altos cargos en el sector han hecho alusión a una especie de «tsunami regulatorio». Felipe Medina, secretario general técnico de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), puso de manifiesto el hecho de que sólo para abrir un establecimiento comercial en España, hay que cumplir con 3.000 normativas. Además, añadió que en 2023 se crearon o modificaron tres normas por día que afectaban al comercio.
Además de la hiperregulación, otro asunto significativo ha sido la dificultad de atraer y retener talento en el sector. Rosa María Carabel, consejera delegada de Eroski, habló del talento como uno de los «retos» que enfrentan, ya que las capacidades requeridas son «muy concretas» y es complicado captar y mantener involucrado a este personal necesario.
En lo que respecta a soluciones, se planteó la importancia de implicar a los ciudadanos en la transición verde, colaborar con los sectores empresariales, priorizar la ciencia frente a las ideologías, y asegurar que las medidas regulativas sean razonables y sin sobrecostes. El empleado, desde los puestos de dirección hasta la base, deberá poseer la habilidad de adaptarse en tiempos turbulentos y adquirir una formación continua.
En resumen, el sector alimentario en España debe enfrentarse a numerosos retos para mantener su importante papel en la economía española y europea. La superación de estos desafíos será vital para garantizar un futuro sostenible en el que las empresas del sector puedan prosperar.