Bruselas testigo de las quejas agrícolas
El inicio de la semana en Bruselas tuvo un arranque clamoroso. Decenas de tractores ingresaron al centro histórico en las primeras horas del lunes, incluida la icónica Grand Place. Pero el gran escenario urbano no era puramente casual, coincidía con la celebración de la reunión de los ministros europeos de Agricultura.
Al igual que el pasado día 1, los agricultores se movilizaron y atronaron con sus bocinas la ciudad. No era un rugir sin propósito, la caída de sus ingresos, las regulaciones medioambientales, una abrumadora carga administrativa y los acuerdos de libre comercio en discusión entre la Unión Europea y el Mercosur eran los temas de denuncia.
La policía de Bruselas tenía previsto que los manifestantes ingresaran por calles de Mons, de Lovaina y Tervuren, desplazándose en columnas a través de las autopistas nacionales en dirección a la capital. Los túneles de la vía de circunvalación de Bruselas Reyers-Centre, Tervueren, el Cincuentenario y Loi se cerraron en dirección al centro de Bruselas, según informó Bruselas Movilidad.
Las organizaciones agrícolas, con la Federación de Jóvenes Agricultores (FJA) entre sus filas, tenían como objetivo bloquear el distrito europeo para anunciar su presencia en el inicio del Consejo Europeo de Ministros de Agricultura. El propósito no es únicamente resistir, tanto la FJA, la Federación Unida de Agrupaciones de Criadores y Agricultores (FUGEA) y la Federación Valona de Agricultura (FWA) exponían su voluntad de diálogo. A las peticiones se sumaron la Coordinación Europea Vía Campesina (ECVC), el Movimiento de Acción Campesina (MAP) y Boerenforum.
El mensaje que se transmitió a través de los gritos de los motores y las bocinas era claro. «Europa debe proteger mejor su agricultura», reclamaba la FJA en uno de sus comunicados. Agregaban que la Unión Europea «debe tener los medios para alcanzar sus ambiciones dotando a la Política Agrícola Común (PAC) de un presupuesto adecuado que permita a los agricultores obtener ingresos por los numerosos esfuerzos que realizan en favor del medio ambiente».
La ECVC, lanzó en otro comunicado su desacuerdo frente a los «acuerdos de libre comercio y la competencia desleal» y exigió detener de manera definitiva las negociaciones del acuerdo UE-Mercosur.
«Basta de la OMC y es momento de construir un nuevo marco comercial basado en la soberanía alimentaria y la solidaridad internacional», rezaba otro de los comunicados de Vía Campesina, grupo que no dudó en criticar a la Comisión Europea. Exigen un cambio en el enfoque para garantizar un futuro a los agricultores que mantienen a flote la economía alimentaria europea. Aseguran que esta está desapareciendo rápidamente si se mantiene la actual coyuntura de dogmas liberales.
Así, mientras los tractores atestaban las calles de Bruselas, los agricultores de Europa ponen voz a sus exigencias en un intento de que sus demandas no sigan quedando en un segundo plano.