El lunes, por enésima vez, los agricultores vuelven a manifestar sus inquietudes sobre sus tractores, evidenciando que la mayoría de ellos cuestan considerablemente más que una vivienda en áreas rurales. Estos potentes vehículos no son precisamente baratos, especialmente los modelos nuevos, que pueden alcanzar fácilmente los 100.000 euros, una cifra que puede sorprender a muchos ciudadanos que viven alejados de la realidad rural.
Los agricultores han estado protagonizando desfiles de tractores durante las últimas semanas, en un gesto de protesta que se ha vuelto rutinario. Acompañados de banderas, ocasionalmente con música disco, y gritos de protesta, estos desfiles se han convertido en una constante en nuestros televisores, y un tema de debate en TikTok y otras plataformas digitales.
Estos desfiles permiten visibilizar las dificultades que los agricultores enfrentan, no solo en términos de producir y mantener rentables sus explotaciones, sino también para encontrar los vehículos ideales que contribuyan al éxito de sus operaciones. Muchos jóvenes agricultores, que son los que lideran estas manifestaciones, consideran que sus tractores tienen un costo que supera al de un Ferrari.
Dicha realidad ha sido expuesta con claridad por el agricultor e influencer Fernando Giraldo, más conocido como @tomy_rohde en las redes sociales. En sus interacciones online, expresa con fluidez la importancia de la potencia necesaria para un tractor en una explotación de olivar.
Un gran número de agricultores optan por tractores de segunda mano, una opción asequible ante la escasa y determinada oferta para máquinas nuevas. Los “tractores viejos”, adquiridos antes de 2005, resultan ser una inversión a largo plazo ya que tienden a tener una vida útil más larga.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ha lanzado el Plan Renove 2023 de maquinaria con el fin de ayudar a estos agricultores. El programa ha beneficiado a más de mil agricultores y ganaderos con un presupuesto total de 9,5 millones de euros, brindando en promedio el 23,6 % del gasto total a los beneficiarios. Pese a estas iniciativas, la realidad persiste; la adquisición de tractores es costosa y es un desafío para los agricultores, especialmente los jóvenes, cuyo futuro parece incierto. Como acertadamente señaló un interlocutor en un foro con representantes del sector agroalimentario: «muchos tractores cuestan más que un Ferrari».
Y, añadiríamos, no, los tractores ya no son amarillos.
