El vínculo entre la literatura y el vino ha alcanzado un nuevo plano de perpetuidad con la reciente adición de una botella de vino tinto a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. La caja actúa como una interesante «cápsula del tiempo», con cada personalidad relacionada con la cultura depositando un legado específicamente escogido. Este se preserva en la caja sin abrirse hasta la fecha que haya designado el autor o la persona a cargo.
Desde su inicio en 2017, muchos individuos destacados han dejado su huella en este depósito seguro. Esta práctica se desenvuelve en la sede del Instituto en Madrid, enfrente del Banco de España. Al escenario se le suman ahora miembros del sector vinícola, de la mano de la Federación Española de Vino y la Fundación Vivanco.
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha subrayado en varias ocasiones la continua presencia del vino en las creaciones culturales y la «riqueza» que contribuye esta bebida a la sociedad. Según Montero, la escritura y la cultura en general se han unido a lo largo de la historia a una conversación que, a menudo, se acompaña de un vino. Para él, el acto de beber vino es una celebración del diálogo y la comprensión.
La tradición recibe el apoyo de Pedro Ferrer, director de la federación, que afirma que «saber beber es saber vivir». En una condena de la «simplificación» y la «reducción» del vino a una mera bebida alcohólica, Ferrer añade que estos supuestos se alejan de la verdadera esencia de su consumo.
El vino que vive ahora en la caja 1.458 se mantendrá cerrado hasta 2041, año que marca medio siglo desde la creación del Instituto Cervantes. La botella cuenta con la Oda al vino de Neruda impresa en su superficie, una oda que había sido donada previamente a la Caja. Al contrario que el vino que madura en una barrica hasta alcanzar el punto adecuado, esta botella de vino descansará en la Caja del Instituto Cervantes durante 17 años, alojándose junto a otros legados de personalidades como García Lorca, Enrique Morente o Margarita Salas.
La unión de los mundos del vino y las letras es una larga historia, especialmente porque la federación ha estado colaborando con el instituto desde 2018 para promover la cultura del vino y su relación con las letras españolas a través de 23 ciudades en las diversas sedes del Cervantes.
