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Inteligencia artificial verde en la vanguardia de la gestión del agua

Cuando hablamos de gestión hídrica eficiente, no se puede obviar el peso que la Inteligencia Artificial (IA) está ganando en el campo. En el pasado, el análisis de datos masivos para la gestión de recursos era una hazaña titánica, pero gracias a las redes neuronales profundas, esta tarea es cada vez más manejable. Nuria Oliver, una destacada ingeniera de telecomunicaciones, resalta cómo la IA contribuye en la lucha contra sequías y en la prevención del desperdicio de agua.

Ahora bien, ¿cómo logra la IA desentrañar información crítica a partir de una avalancha de datos? Primordialmente, se centra en datos provistos por satélites y sensores para dar respuestas ágiles a desastres naturales y fenómenos extremos como terremotos, inundaciones y sequías. En el caso de estas últimas, la IA se ha convertido en un aliado vital.

Las técnicas de IA se enfocan en:

  1. Medir el consumo de agua para promover su uso racional.
  2. Detectar y minimizar fugas para evitar el desperdicio.
  3. Implementar planes de inversión en infraestructuras.
  4. Controlar embalses para garantizar calidad y suministro a la población.

En el ámbito agrícola, la agricultura inteligente o Smart Farming toma relevancia en la gestión sostenible de recursos hídricos. Mediante sensores inteligentes y sistemas automatizados, se optimiza el consumo de agua en distintos cultivos, adaptándolos a las características del terreno y las previsiones meteorológicas.

Por otro lado, una problemática medioambiental de gran envergadura: los incendios forestales, también se beneficia de las técnicas de IA. Los sistemas de teledetección se alimentan de datos recopilados por sensores, drones e imágenes satelitales, lo que facilita la extinción de incendios y la prevención de los mismos.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Nuria Oliver enfatiza la dualidad entre la eficiencia de estas técnicas y su consumo energético. El entrenamiento de estas redes complejas de IA puede equivaler al consumo energético de países enteros y emitir cantidades significativas de dióxido de carbono.

Ante este desafío, surge la Inteligencia Artificial Sostenible o Verde, que busca desarrollar sistemas inteligentes con un consumo energético reducido para disminuir su huella de carbono. La creación de centros de datos más eficientes y medidas energéticas específicas son clave en esta cruzada, pues como bien apunta Oliver, resulta imperativo no destruir el planeta en el afán de resolver desafíos mediante la IA.

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