Las políticas recientes de la Unión Europea (UE) referentes al impuesto en frontera por carbono y contra la deforestación podrían sentar un precedente para el desarrollo de las «cláusulas espejo» en el comercio agroalimentario con otras naciones. Estas cláusulas son una de las demandas más insistentes por parte de los agricultores europeos en las protestas recientes, reclamando que las importaciones de terceros países deben cumplir con los mismos estrictos requisitos medioambientales y fitosanitarios que se exigen en la producción agroalimentaria dentro de la UE.
Las «cláusulas espejo» se negocian caso por caso en el marco de la cooperación bilateral con socios, en acuerdos comerciales y foros multilaterales, según Olof Gill, portavoz de la Comisión Europea en el área de Comercio. El Gobierno español espera que la UE apruebe estas condiciones en la próxima legislatura, aunque todavía no cuenta con el respaldo de la mayoría de los Estados miembros.
La normativa europea unifica los límites de residuos permitidos de pesticidas y establece un sistema uniforme de evaluación para todos los productos agrícolas destinados al consumo humano, en línea con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por otro lado, la UE defiende que su impuesto recién introducido sobre las importaciones de carbono desde terceros países compatible con las regulaciones de la OMC, ya que los importadores pagarán por la huella de carbono de sus productos «el mismo precio» que los productores de la UE. También se indica que este impuesto empezará a ser cobrado a partir de 2026 tras la recopilación de los datos necesarios.
El compromiso de la UE con la transparencia y colaboración también se refleja en la implementación del reglamento europeo contra la deforestación. A partir del próximo diciembre, se impondrá un gravamen sobre las importaciones de madera y de cultivos asociados a la deforestación, como el aceite de palma o la soja.
A pesar de estas medidas progresistas, también hay críticas desde el sector agroalimentario europeo que señala la falta de coherencia entre las políticas internas europeas y sus correspondientes políticas externas. En esta línea, los agricultores europeos señalan que el sistema de la OMC «no está funcionando bien», y piden que se realicen más esfuerzos para incluir a los socios comerciales en las nuevas regulaciones europeas.